Estabilidad
- Fernando Travieso
- 29 feb 2016
- 2 Min. de lectura

La caída en el ingreso petrolero, producto de la guerra emprendida por las grandes potencias por el control de las zonas ricas en recursos hidrocarburíferos líquidos, ha afectado profundamente las finanzas del gobierno revolucionario.
La entrega de divisas al Banco Central fue de solo 77 millones de dólares en el mes de enero del presente año, pero el país, producto de la continuidad en la política redistributiva del ingreso, gracias al marco de independencia que garantiza el seguimiento del ideal Bolivariano, ha mantenido la paz en la república.
A pesar de todas las presiones internacionales, el Presidente Nicolás Maduro se ha mantenido fiel al legado del Comandante Supremo Hugo Chávez, especialmente en lo referido a la inversión social y la política petrolera.
Bajo un gobierno de la burguesía supeditado al Fondo Monetario Internacional, se incubarían los elementos necesarios para generar una guerra civil en la nación, permitiendo la intervención internacional, como parte de la estrategia diseñada para los países con recursos codiciados por el Imperio. La aplicación de reformas económicas, cuyo fin es darle continuidad a la política social del estado bolivariano, garantiza la paz interna, permitiendo conservar la soberanía sobre el reservorio de hidrocarburos líquidos más codiciado a escala planetaria.
Lejos están los días en que para aplicar el recetario del FMI, se reprimía al pueblo venezolano con el saldo de miles de muertos, en una época de precios bajos del petróleo, siendo los mismos saboteados igual y abiertamente por el último gobierno de la cuarta república, al romper la cuota asignada a Venezuela por la OPEP.
En contra sentido, desde 1999 nuestro país ha sido el principal impulsor de la OPEP, con un escenario muy complejo actualmente, inducido por la producción de esquisto a perdida en Estados Unidos, y la supeditación de socios de la organización a intereses contrarios a su propia supervivencia como Estados soberanos.
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