Dos Sin Tierras asesinados en Brasil
- Janaina Stronzake
- 13 abr 2016
- 3 Min. de lectura
Golpistas aumentan la tensión social y la violencia

Foto: Archivo.
El pasado jueves 7 de abril el grupo responsable de la seguridad del campamento Don Tomás Balduino, en el municipio de Quedas do Iguazú, Paraná, al sur de Brasil, fue atacado por un equipo de la policía junto con sicarios al mando de la empresa que quiere hacerse con las tierras, Araupel.
El resultado, hasta el momento, es de dos Sin Tierras muertos y cerca de 20 heridos.
Las víctimas, Valmir Brodim e Leomar Bhorbak –de 44 y 25 años-, eran militantes del MST y trabajaban en la organización del campamento. Valmir era casado y padre de tres hijos, y Leomar dejó a su esposa embaraza de nueve meses.
Las informaciones no son precisas porque la policía ha cercado el espacio donde se realizaron los asesinatos, e impiden el contacto con los que están en el hospital.
El campamento, con aproximadamente 1.500 familias, cerca de cinco mil personas, ha sido organizado por el Movimiento Sin Tierra (MST) en junio de 2014, y las tierras que reivindica ya fueron declaradas públicas y pasibles de ser utilizadas para la reforma agraria. Las tierras han sido apropiadas ilegalmente por la empresa Araupel.
El hecho aumenta el clima de tensión en Brasil, que vive un proceso de golpe de Estado para derrumbar a la presidenta Dilma Roussef.
"Se acerca la fecha en que el Congreso Nacional votará el impeachment de Dilma, y la situación se parece cada vez al golpe de Estado en Paraguay"
El pedido de impeachment de la presidenta se fundamenta en las llamadas “pedaladas fiscais”, que es una maniobra administrativa para hacer cuadrar las cuentas. Maniobra usada por todos los presidentes antes de Dilma, y por al menos 20 gobernadores; por lo que no se constituye en crimen, sino en fallo administrativo, y no es suficiente para deslegitimar a cualquier cargo elegido democráticamente. Hasta ese momento, Dilma no ha sido ni al menos citada en las varias investigaciones sobre corrupción en curso.
Los asesinatos en Paraná refuerzan el clima de violencia y hostilidad en todo el país. Desde que empezó el proceso del golpe, cadenas mediáticas como Globo, políticos como Jair Bolsonaro, y grupos de derecha como “Revoltados On Line”, hacen llamados a la violencia, publicando contenidos como la página de Facebook “Muerte a Lula”.
De los ataques virulentos en internet, se pasa a ataques en la calle como el sufrido por un niño que fue a la escuela con la camisa de Suiza y fue agredido por estar usando rojo, o la pediatra que se rehúsa a atender a un niño porque su madre es del partido de Dilma.
En las últimas semanas el clima ha empeorado con el uso de la violencia militarizada y del aparato judicial. Un campamento en Rondonia, norte del país, ha sido incinerado por pistoleros, varias personas ligadas a movimientos sociales han sido llevadas a comisarias sin acusaciones, y ahora el ataque mortal a otro campamento del MST.
Se acerca la fecha en que el Congreso Nacional votará el impeachment de Dilma, y la situación se parece cada vez al golpe de Estado en Paraguay. Eduardo Cunha, presidente del Congreso, con varios procesos por corrupción, con cuentas no declaradas en Suiza y Panamá, por valor de no menos de 4 mil millones de dólares, misógino y homófobo, ha declarado que quiere echar a Dilma el día 17 de abril.
El viernes 1 de abril, dirigentes del MST se reunieron con Dilma, quien firmó varios decretos de expropiación de más de 35 mil hectáreas en 14 estados del país, comenzando a hacer realidad un largo reclamo de los campesinos sin tierra: Reforma Agraria Integral. De modo que no se descarta la articulación entre los intereses económicos ligados a la empresa forestal junto a motivaciones políticas en respuesta a la decisión de Dilma, en el contexto de un agravamiento del conflicto institucional.
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