top of page
Buscar

El feminicidio político

  • Modaira Rubio
  • 26 abr 2016
  • 4 Min. de lectura

“Estoy segura que sería tratada de forma distinta si fuera hombre. Han tomado una actitud hacia mí que no tomarían con un hombre”

La ofensiva neoliberal que el imperialismo ha desatado en América Latina y el Caribe ha encontrado en la violencia de género una peligrosa herramienta. Lo confirman, primero, el asesinato de la luchadora revolucionaria Berta Cáceres, coordinadora del Copinh (‬Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras‭) el pasado‭ ‬3‭ ‬de marzo, denunciado ante el mundo como un feminicidio por razones políticas, con complicidad del Estado.



La indiferencia ante lo sucedido, la falta de diligencia para encontrar y castigar a los responsables, demuestran qué poco vale la vida de las ciudadanas en ese país centroamericano, en el que solo entre 2014 y 2015, se registraron 4 mil 18 asesinatos, de los cuales el 96% se mantiene impune.



El segundo caso, es un “feminicidio” político, y es el golpe de Estado fraguado desde el Congreso en contra de la presidenta Dilma Rouseff. La campaña de desprestigio, desmoralización, injuria y difamación hizo de su condición de mujer, su blanco predilecto. Una “débil” mujer, no puede, según la derecha misógina y fascista, conducir las riendas del gigante del Sur.



A su condición de mujer le achacaron la supuesta ineficiencia de su gestión, el supuesto fracaso de las políticas agrarias. Un deleznable “TChao Querida”, se leía en los carteles que portaban quienes la adversaron.



La misma presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denunció que la misoginia influyó en la decisión de los parlamentarios sobre el juicio político. “Estoy segura que sería tratada de forma distinta si fuera hombre. Han tomado una actitud hacia mí que no tomarían con un hombre” y lamentó el profundo “nivel de prejuicio contra las mujeres”.



Está claro el talante fascista y misógino de la derecha, aliada de las oligarquías y de la burguesía regional, que ha hecho de la violencia hacia las mujeres un arma política para hacer retroceder los procesos de liberación nacional emprendidos, o para derrocar gobiernos antineoliberales y antiimperialistas.



No por casualidad, días después de aprobado el ilegal juicio a Dilma, la prensa ultraderechista y la maquinaria de propaganda de las clases poderosas brasileñas, alaban a la joven esposa del golpista Michel Temer, 43 años menor que él, y se “enorgullecían” del perfil de la futura primera dama. La revista Veja publicó un artículo con sus bondades: “Marcela Temer: bella, recatada y de hogar”.



En Argentina se inició una campaña de similares características en contra de la expresidenta Cristina Férnadez, hoy lideresa de la resistencia del pueblo sureño contra la arremetida neoliberal del ultraderechista Mauricio Macri.



La oligarquía golpista definió muy bien cual es el rol de la mujer en la sociedad. No le corresponde ser Presidenta, sino ama de casa. La violencia de género no fue el único factor del golpe contra Dilma, pero fue sin duda decisivo. Apelaron a los más ruines antivalores de discriminación y menosprecio hacia la mujer, que subyacen en la cultura patriarcal y machista imperante, para deslegitimar a una Jefa de Estado.



En Venezuela, el golpe parlamentario que ha puesto en marcha la contrarrevolución fascista desde la mayoría opositora en la Asamblea Nacional, también intenta usar la violencia de género como arma para deslegitimar los poderes del Estado.



Tal es el caso de la brutal y ofensiva campaña que han emprendido en contra de la Rectora Principal del Consejo Nacional Electoral (CNE) Tibisay Lucena y demás integrantes femeninas del Poder Electoral.



Como en anteriores coyunturas políticas, cuando se aproximan eventos comiciales, la violencia de género y la violencia electoral se unen en la estrategia opositora que ha intentando deslegitimar y poner en entredicho la transparencia del Poder Electoral venezolano, reconocido en el ámbito internacional.



El pasado 8 de abril, en un artículo escrito, publicado y colocado en redes sociales por el gobernador del estado Miranda y dirigente nacional del partido opositor Primero Justicia (PJ), Henrique Capriles Radonski, se catalogó a la Dra. Tibisay Lucena de “mentirosa”, de “cobrar sin trabajar” y de mantener una actitud “obcecada” al supuestamente obstaculizar la entrega de planillas para activar la recolección de firmas para un referéndum revocatorio.



La oposición de manera recurrente se ha referido a las otras mujeres rectoras del ente comicial como las “señoras” del CNE, agentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y han puesto en duda su integridad y profesionalismo al indicar que actúan de manera “caprichosa”. El reciente “encadenamiento” de diputados al CNE fue un show mediático para hacer creer que “Tibisay no quiere entregar las planillas”.



El CNE ha aclarado en numerosas oportunidades que las solicitudes realizadas por la oposición no cumplen con los requisitos. Para deslegitimar la transparencia del Poder Electoral han emprendido una antiética campaña contra su principal rectora, basándose en su condición de género.


La mano que mece la cuna


En la Casa Blanca celebran los cambios “democráticos” hacia la derecha en la región. Auguran un nuevo colonialismo económico neoliberal en lo que antes de Hugo Chávez consideraban su “patio trasero”.



Pero las cuentas no les están dando. En Argentina el revés electoral de los movimientos progresistas sale caro a los intereses del gran capital que al principio creyó ser favorecido con Mauricio Macri.


 

La derecha sin proyecto, sin discurso, sin posibilidad de mantener la estabilidad nacional, tampoco puede generar condiciones para “buenos negocios”

 

e inevitablemente sienten de manera asfixiante las consecuencias de la crisis capitalista; con una diferencia que no existía hace poco más de un década: el pueblo está en las calles y en resistencia.

Lo mismo está sucediendo en Brasil. La correlación de fuerzas no apunta precisamente a garantizar la estabilidad política que permita al capital aumentar sin problema sus ganancias.



Como ha dicho el sociólogo estadounidense James Petras, estos éxitos de la derecha en la región “son muy temporales, no son parte de un proceso de movilización y expansión del capital. Macri ahora está empezando a sentir el peso de la incapacidad de generar crecimiento, con deudas, inflación, estafas. Lo mismo va a pasar en Brasil y probablemente en Venezuela”.



Los pueblos han cambiado, las circunstancias históricas también. No hay condiciones para la instauración de un nuevo colonialismo neoliberal. Y en esa batalla, en esa confrontación de clases, las mujeres en resistencia y contraofensiva, jugamos un papel fundamental contra la derecha misógina y fascista.

 
 
 

Opmerkingen


Cuatro F Digital
Congreso De La Patria
Buscar categorias
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
  • Google+ Basic Black
Infórmate de verdad

© 2023 por "Lo Justo". Creado con Wix.com

Donar con PayPal

Presentado también en

 ¿Te gusta lo que lees? Dona ahora y ayúdame a seguir elaborando noticias y análisis. 

bottom of page