Planeta en cuenta regresiva
- María Clara Carbajal / Misión Nevado
- 26 abr 2016
- 2 Min. de lectura

Cada día se emiten a la atmósfera 110 millones de toneladas de CO2, la misma cantidad de energía de 400 mil bombas atómicas. Por esta concentración de gases de efecto invernadero, el aumento de la temperatura del planeta se hace peligrosamente indetenible. El calentamiento global es una realidad que pone en cuenta regresiva la supervivencia en la Tierra.
La deforestación y quema de combustibles fósiles son las principales causas de este fenómeno que provoca drásticos cambios climáticos con consecuencias devastadoras para la humanidad. Y cómo no va a ser así si en el último siglo el planeta perdió casi la mitad de su superficie forestal, cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosques y, aunque EE.UU tiene el 4% de la población mundial, produce el 25% de la contaminación por CO2; China el 10%.
Estamos en emergencia pero no vemos la gravedad. Por eso cada 22 de abril rendimos homenaje a la Pachamama y conmemoramos el Día Mundial de la Tierra.
El Niño
Los efectos del calentamiento global van desde el deshielo de glaciares y aumento del nivel del mar, hasta cambios extremos en el clima. El fenómeno El Niño es una de esas consecuencias que grandes estragos está causando en Latinoamérica, pues al calentarse las aguas en la franja ecuatorial del Pacífico se alteran los patrones de precipitación, provocando intensas lluvias al sur del continente americano y extremas sequías al norte de Suramérica. Venezuela ha sido impactada por fuertes períodos de ausencia de lluvias en los años 1997-1998, 2009-2010, 2013-2016.
Punto de no retorno
Datos de la NASA señalan que febrero de 2016 fue el mes más cálido de la historia y en marzo el planeta llegó a 2°C, nivel que se denominó “punto de no retorno”. Desde el inicio de la era industrial hasta octubre de 2015, la temperatura global aumentó 1°C; en los últimos 5 meses se incrementó un grado más.
Nos encaminamos a un desastre medioambiental y aunque ya no está claro si estamos a tiempo de detenerlo, aún resuenan con ilusión las palabras del visionario Hugo Chávez en la Cumbre de Copenhague 2009: “no cambiemos el clima, cambiemos el sistema”.
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