¿Cómo se desarrolla el golpe no convencional en Venezuela?
- Modaira Rubio
- 3 may 2016
- 7 Min. de lectura
En el concepto de la dominación de espectro completo de la nueva doctrina militar estadounidense, se ha puesto en marcha en Venezuela una agresión multifactorial cuyo propósito es lesionar no solo el proceso de liberación nacional emprendido, sino los cimientos mismos del Estado democrático
Desde el 2007 el Comandante Chávez lo advirtió

El pasado 13 de abril, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, alertó al mundo sobre el desarrollo de un golpe de Estado no convencional orquestado por la derecha internacional, y advirtió sobre el asedio al que está siendo sometido el país en todos los aspectos: económico, social, psicológico, mediático, asegurando que el mismo proseguiría debido a los planes de la oposición para generar descontento en la población y forzar su renuncia.
Esta denuncia fue refrendada por el Ministro del Poder Popular para la Defensa, General en Jefe y Comandante Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), Vladimir Padrino López, al señalar en entrevista con José Vicente Rangel, “que hay un golpe en desarrollo, ya lo ha denunciado el presidente Nicolás Maduro, basta con ver las reacciones internacionales, las corporaciones mediáticas actuando, las reacciones del Club de Madrid etcétera, el Parlamento Europeo, los voceros de EEUU, el mismo Presidente Obama cuando ha dado luz verde al decir que esto es un gobierno ilegítimo; que los venezolanos nos merecemos un gobierno más legítimo, eso es un golpe de Estado ya en marcha, hay que verlo así desde afuera y ya con sus conexiones internas”.
La contrarrevolución venezolana se apresuró a descalificar la denuncia del ministro Padrino López, como lo ha hecho con las advertencias del presidente Maduro, por un solo motivo: es parte de la estrategia golpista.
Los argumentos de la oposición y de algunos analistas que criticaron estas declaraciones, se sustentan en que los golpes de Estado son ejecutados por las fuerzas militares y que la sociedad civil no tiene capacidad para “tumbar un gobierno”. Sin embargo, esta banalización de los hechos y del escenario es parte de la componenda golpista.
Como bien lo indicaron tanto el presidente Maduro, como el Ministro de la Defensa, no se trata de un “golpe clásico” sino de un golpe no convencional, inscrito dentro del concepto de la dominación de espectro completo, de la nueva doctrina militar establecida por el Estado Mayor Conjunto de EE.UU, desde finales de la década de los 90.
¿Quién, cómo y cuándo?
Ya en el año 2007, durante el acto de graduación del I Curso de Comando y Estado Mayor Conjunto, el Comandante Hugo Chávez, señaló a la FANB la necesidad de profundizar en el estudio de la tesis de la dominación de espectro completo, utilizada por el imperialismo en los actuales conflictos para preservar su hegemonía sobre áreas y recursos geoestratégicos.
Advertía entonces el Comandante Chávez, del asedio y la amenaza permanente sobre la Revolución Bolivariana, con el fin de derrocarla para privatizar la industria petrolera y echar por tierra la inversión social, al imponer un gobierno que obedezca los intereses de las transaccionales y del capital monopólico.
La desaparición física del Comandante Chávez, condujo a la administración Obama a intensificar esta estrategia para poner fin al Gobierno Bolivariano y dar por concluido el ciclo de gobiernos progresistas y de izquierda en América Latina. Hasta ahora parece claro reconocer, quién impulsa el golpe de Estado.
Tal y como refiere la investigadora Ana Esther Ceceña, la dominación de espectro completo obedece a “un concepto complejo que se actualiza mediante la experiencia cotidiana de la guerra en todos sus distintos escenarios y mediante el estudio del comportamiento humano, e incluso del de todas las formas de vida que concurren en cada uno de ellos”.

MUD intenta repetir esquema de 2014. FOTO ARCHIVO
En su artículo “Reordenamiento del Continente”, Ceceña se refiere a la operación La Salida, como una táctica de “aplicación simultánea y sin tregua de mecanismos variados que tiendan a confundir y a la vez a producir resultados combinados mientras agotan, en principio, las fuerzas físicas y morales del enemigo”. En este caso, el enemigo es el Gobierno Bolivariano y el pueblo venezolano.
Cerceña explica que la simultaneidad, atacar al enemigo por todos lados y al mismo tiempo, aplicando acciones desestabilizadoras en toda la vida social, incluyendo operativos de descomposición social, corrupción y soborno; generación de desabastecimiento y escasez; atacando a la vez al gobierno y a la sociedad en su conjunto, es el principal rasgo de esta estrategia.
Le sigue el avasallamiento, que describe como un estado psicológico en que el individuo o colectivo social no sabe quién lo ataca, ya que el enemigo no es perceptible fácilmente - “el imperialismo”, “el paramilitarismo”, “el bloqueo financiero”- por ejemplo, requieren que la persona maneje un conocimiento previo para identificarlo. De ese modo, la sociedad no logra reconocer realmente al enemigo.
Un tercer elemento para Cerceña, es la impunidad. “La pérdida de referentes sociales garantizadores, de lo que se entiende por estado de derecho, equivale a la construcción de un contexto en el que aparecen como dupla indisoluble el estado de excepción y una tierra de nadie. Crimen, extorsión, corrupción, violaciones al orden establecido, atropello, autoritarismo, vaciamiento de la justicia, del derecho y del respeto social son los componentes del nuevo escenario impuesto unilateralmente”, nos dice Cerceña.
Cuando la autora señala que el escenario es impuesto unilateralmente, nos da otra pista para develar quiénes están detrás del golpe de Estado en Venezuela: los que propician la impunidad y emplean el paramilitarismo con fines políticos para desestabilizar la nación.
También, tal y como nos indica Carlos Fazio, en su artículo Venezuela en la Encrucijada: “la dominación de espectro completo abarca una política donde lo militar, lo económico, lo mediático y lo cultural tienen objetivos comunes. Dado que el espectro es geográfico, espacial, social y cultural, para imponer la dominación se necesita manufacturar el consentimiento. Es decir, colocar en la llamada sociedad civil determinados símbolos y sentidos “comunes” que de tanto repetirse se incorporan al imaginario colectivo de manera acrítica e introducen, como única, la visión del mundo del poder hegemónico. Eso implica la formación y manipulación de una “opinión pública” legitimadora del modelo de dominación imperial”.
Por su parte, el analista internacional Atilio Bórón, ha destacado que contra el gobierno de Venezuela se está produciendo una fuerte agresión sobre su economía y su aparato productivo. “Esto no parece un golpe pero es un golpe muy difícil de enfrentar, porque estamos hablando de poderes inmensos”.
“No se trata de un “golpe clásico” sino de un golpe no convencional, inscrito dentro del concepto de la dominación de espectro completo, de la nueva doctrina militar establecida por el Estado Mayor Conjunto de EE.UU”
Bandas de tercera generación
En su intervención, el Ministro de la Defensa refirió que uno de los aspectos de este golpe no convencional es “el paramilitarismo entronizándose en Venezuela con fines esencialmente políticos”. Al respecto aseveró que la escalada de asesinatos de dirigentes revolucionarios y de efectivos militares y policiales obedecen a esta táctica. El general mencionó la actuación de las denominadas bandas de tercera generación, en este tipo de hechos violentos.
Expertos en criminología y violencia paramilitar, han caracterizado la existencia de tres tipos de organizaciones delicuenciales: las bandas de primera generación, que son de tipo tradicional, operan en barrios y se dedican al carterismo, raterismo; la de segunda, que se extienden territorialmente entre varias ciudades se dedican al tráfico de drogas o contrabando; las de tercera generación, se distinguen principalmente por tener objetivos políticos y operan transnacionalmente.
Para el profesor de la Escuela Naval de Estudios Avanzados de la Armada estadounidense, Thomas Bruneau, estas bandas de tercera generación son una amenaza para la seguridad de un nación porque “desgastan la capacidad gubernamental al colapsar los sistemas policiales y judiciales empleando audacia y violencia; desafían la legitimidad del Estado, en particular en regiones en donde la cultura de la democracia es desafiada por la corrupción y por la incapacidad de los sistemas políticos para funcionar lo suficientemente bien para proveer bienes y servicios públicos; actúan como gobiernos alternativos; dominan el sector económico informal, estableciendo pequeños negocios y empleando la violencia y coerción para competir injustamente con negocios legítimos evitando al mismo tiempo el pago de impuestos; se infiltran en la Policía y el Gobierno para lograr sus objetivos y al hacerlo demuestran las metas políticas latentes”.
Tenemos aquí otra respuesta sobre quién y con quiénes se articula el golpe de Estado no convencional en Venezuela.
La fábrica de la infelicidad
Así se titula la obra del filósofo italiano Franco Berardi, donde coloca al desnudo la sociedad de la hiperinformación que aliena al individuo, bombardeándolo con más información de la que puede procesar; generando desórdenes cognitivos; sensación de insatisfacción e incertidumbre. Depresión, angustia, pánico, confusión, incapacidad de razonar objetivamente, forma parte del estrés informacional continuado que también se inscribe en la dominación de espectro completo, tal y como lo reseñan Michael Hardt y Antonio Negri, Guerra y democracia en la era del Imperio.

Paramilitarismo instrumento de los golpistas. FOTO ARCHIVO
Marcha con intención golpista
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), intenta repetir el esquema de 2014, con simultaneidad de acciones para presionar al Gobierno Bolivariano, con el objetivo de poner fin a destiempo al mandato del presidente Nicolás Maduro.
A ello obedece el planteamiento de la hasta ahora infructuosa Hoja de Ruta 2016, que prevee la activación de varios mecanismos para “salir del gobierno” este año. En ese plan se contextualiza la campaña de descrédito contra el Poder Electoral y contra la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena, en la búsqueda de descalificar al ente comicial.
El pasado 19 de abril, el secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, Jesús “Chuo” Torrealba, convocó a la militancia chavista a abandonar el “liderazgo tóxico” de Nicolás Maduro. “Llamamos a la militancia que esté dispuesta a dar un paso adelante y dialogar, no a los que aspiren a ser pranes del narcotráfico o los que son testaferros de las empresas públicas”, declaró al tiempo que dijo a la gente “la próxima vez que me pregunten cuándo vamos a salir de esto preguntaré ¿Y tú qué estás haciendo?”; en claro llamado a la acción sin dirección política de personas que por una u otra razón estén en desacuerdo o descontentas con el Gobierno, lo que puede llevar al vandalismo.
Alerta la inteligencia popular y la unidad cívico-militar
Ante esta amenaza orquestada desde EE.UU, con apoyo de sus aliados internacionales y nacionales, para apoderarse de nuestros recursos; que se está desarrollando de manera permanente y continuada, con la puesta en marcha de elementos que desatan la inseguridad y la asfixia económica de las clases populares, la dirigencia revolucionaria ha llamado al pueblo desde distintas instancias a no caer en provocaciones; a mantener la calma; a no desmoralizarse; a denunciar la ineficiencia y la corrupción y a activar la inteligencia social junto con el reforzamiento de la unidad cívico militar; solo de este modo, unidos en la convicción de defender la paz y la democracia podemos detener e impedir el golpe.
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