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“La guerra económica es la continuación del golpe por otros medios”

  • Por Luis Dávila
  • 9 may 2016
  • 8 Min. de lectura

General de Brigada del Ejército en reserva activa Roberto González Cárdenas

“Todos los venezolanos estamos viviendo una guerra no de cuarta, sino de quinta generación, en donde el uso intensivo de las operaciones psicológicas a través de las redes cibernéticas busca desequilibrar la psiquis de los ciudadanos con la finalidad de lograr objetivos estratégicos precisos”, explica el General de Brigada del Ejército en reserva activa, Roberto González Cárdenas, quien asegura que la estrategia ejecutada por los poderes imperiales persigue, en última instancia, apoderarse de los enormes recursos energéticos de Venezuela representados en la Faja Petrolífera del Orinoco Hugo Chávez Frías en donde se encuentra una cuarta parte de las reservas de crudo certificadas a nivel mundial.



“Resulta elocuente para cualquier observador de la realidad que Venezuela está pasando por una etapa en su vida republicana en donde se presentan múltiples situaciones atípicas”, sostiene el oficial en reserva activa que participa en el Congreso de la Patria, capítulo Militar, una instancia en donde se han sostenido importantes discusiones al respecto, en el marco de una orientación que busca la construcción de una nueva hegemonía política. Las guerras no convencionales, explica González, se caracterizan porque no enfrentan a ejércitos en un campo de batalla tradicional, sino por el uso de estrategias especialmente psicológicas, en donde la divulgación de información falsa o tergiversada busca generar la desmoralización y abatimiento del adversario, aunado a ataques en el ámbito del comercio, político y financiero. En todo caso, parafraseando al estratega militar prusiano del siglo XIX Carl von Clausewitz, González Cárdenas explica que “la guerra económica es la continuación de la política golpista por otros medios”.



Torcer la voluntad del adversario


De acuerdo a la doctrina militar de Clausewitz, la guerra “es un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad” y para el general González resulta obvio que el Decreto Ejecutivo emitido en el año 2015 por el presidente norteamericano Barack Obama y refrendado recientemente por un año más, constituyen una agresión a la soberanía nacional.



Igualmente, el propio Obama declaró hace unas cuantas semanas que era necesario “un cambio de gobierno” en Venezuela y, si se toma en cuenta la tradición injerencista y agresiva de los Estados Unidos hacia América Latina, desde la ocupación de Cuba en el siglo dieciocho hasta la invasión a Panamá en diciembre de 1989, pasando por el abierto apoyo al golpe de Estado a Salvador Allende en Chile en septiembre de 1973, es muy difícil pensar que el presidente Obama va a realizar declaraciones tan injerencistas respecto a una nación independiente, sin que sus órganos de inteligencia no se encuentren actuando con la finalidad de que la República Bolivariana de Venezuela “acate la voluntad” del gigante del Norte, que no es otra sino tomar control directo de las enormes reservas energéticas de la patria de Bolívar, que ya en la actualidad resultan estratégicas por representar el mayor volumen de petróleo en el hemisferio occidental –según cálculos pudiera surtir de crudo al mundo por más de 200 años, tomando en cuenta el nivel actual de consumo- pero que van a convertirse en casi las únicas en un futuro cercano, tomando debido a que el promedio de reservas para la mayor parte de las naciones productoras de crudo del mundo se ubica en unos diez años.



Desconocen la Constitución


En el ámbito interno, explica el general González Cárdenas, los poderes internacionales que buscan doblegar los intereses nacionalistas del gobierno de Venezuela, se alían a una clase política que desde el año 1999 ha tomado la vía del golpe de Estado como estrategia para quebrar a la Revolución Bolivariana. “Recuerdo perfectamente cuando el Comandante Chávez, en un inédito gesto de magnanimidad política, regresó al Palacio de Miraflores el 13 de abril del año 2002 y, con un Cristo ofreció su mano abierta a quienes hacía pocas horas lo habían detenido e incluso intentaron asesinar”, rememora el general del Ejército.



A su juicio, el Comandante Chávez habría tenido las herramientas jurídicas para enviar a prisión a toda esa cúpula política que había pisoteado la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela el 12 de abril. “Sin embargo, optó por el camino de la reconciliación y el perdón y hoy tenemos en la Asamblea Nacional a gran parte de estas mismas marionetas, como las ha caracterizado el abogado constitucionalista Hermán Escarra, intentando sabotear por todos los medios posibles al Gobierno legalmente establecido con la finalidad de promover una salida inconstitucional”, señala al avalar los conceptos expuestos por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, cuando recientemente denunció un golpe de estado en desarrollo.



“Una y otra vez han desconocido la única Constitución en la historia de Venezuela que ha sido votada por el pueblo y pretenden desde una posición circunstancial en donde han salido electos gracias a los embates de la guerra económica, atacar y minar a las instituciones del estado con el único fin de perjudicar su funcionamiento”, explica.

“Una y otra vez han desconocido la única constitución en la historia de Venezuela que ha sido votada por el pueblo y pretenden desde una posición circunstancial en donde han salido electos gracias a los embates de la guerra económica, atacar y minar a las instituciones del estado con el único fin de perjudicar su funcionamiento”



Quinta generación


Comúnmente se conoce como “guerras de cuarta generación” a conflictos en los cuales no se presentan batallas tradicionales, como la guerra de Vietnam, por ejemplo en donde el Ejército de los Estados Unidos fue derrotado por una nación que solo contaba con su voluntad de independencia. En el siglo XXI, los conflictos en Libia y Ucrania pueden definirse como guerras de cuarta generación, porque los poderes imperiales indujeron a un cambio de gobierno en ambas naciones con la combinación de enfrentar a los ciudadanos y ejercer injerencia a través de operaciones de inteligencia.



Pero el general González Cárdenas sostiene que el conflicto en el que está inmerso el país en la actualidad correspondería a un concepto de “quinta generación” porque a los ataques en el ámbito del abastecimiento (lo que se conoce como guerra económica, causante de desabastecimiento e inflación inducida) se unen las presiones de grupos políticos internos, la amenaza del paramilitarismo proveniente de naciones vecinas y el cerco financiero sobre el país, que le impide acceder a condiciones de financiamiento lógicas en el mercado internacional en un momento en que los ingresos del país descienden abruptamente a raíz de la caída de los precios del petróleo. “Para conformar el conflicto de quinta generación sumamos a todos estos elementos, el uso intensivo y científico de las herramientas cibernéticas –lo que se conoce como redes sociales- con la finalidad de generar desaliento y abatimiento en el cuerpo social para inducirlo a aceptar cualquier salida, a partir de culpar al Gobierno de los problemas cotidianos”.



Así, un mensaje anónimo en la red social Twitter con una información falsa en torno a Venezuela, enseguida va a parar a un sitio web que se ocupa de “validarla” tomando como fuente al usuario de Twitter, sin ocuparse en verificar su autenticidad como correspondería a los principios del periodismo. Luego, esta misma “noticia” es tomada por una página con mayor reconocimiento y posteriormente se divulga al mundo entero, que termina teniendo una visión errada de Venezuela.



Estrategias de desinformación como ésta se repiten día a día con el fin de generar una visión de caos, la cual permitiría validar posteriormente cualquier medida que naciones extranjeras pudieran tomar contra el país. También sirven para intentar el descrédito al modelo político seguido por Venezuela a partir del año 1999, caracterizado por la inclusión y la soberanía económica.



“Está más que comprobado que los Estados Unidos tuvieron una participación activa en el golpe de estado del año 2002 contra el comandante Chávez y ahora vemos a los mismos actores (en este caso Obama y Rajoy) declarando repetidamente contra Venezuela con un guión muy parecido al de ese año” explica el general.



El papel de la FANB


Respecto al papel de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en la actual coyuntura, el oficial en reserva activa apela a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que en su artículo 328 reza textualmente: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional”.



Resalta el general la diferencia respecto a la Cuarta República, en donde el estamento militar era visto como un elemento represor de la ciudadanía y donde era necesario tener contactos políticos (adecos y copeyanos) para lograr acceder a los puestos de mando. “La Constitución nos dice que no tenemos militancia política, pero nos obliga a participar activamente en el desarrollo de la nación, de donde se desprende que debemos apoyar cualquier iniciativa a favor de los intereses del país”, sostiene. En torno a una inusual campaña de descrédito contra la Fuerza Armada llevada a cabo por algunos actores políticos, González Cárdenas señala que se pretende lograr la desmoralización de los elementos militares con la finalidad de inducirlos a una inacción en un caso que se produzcan desórdenes sociales como la llamada “guarimba” del año 2014. “Sin embargo, la Constitución es muy clara en nuestra papel de asegurar el espacio geográfico y el mantenimiento del orden interno. En un caso que resultara necesario el uso de elementos militares para controlar conatos de disturbios se hará respetando los derechos humanos” explica.



General Roberto González Cárdenas. FOTO LD.

Testigo de excepción


El entonces general activo del Ejército Roberto González Cárdenas le correspondió en los días previos al golpe de estado de abril de 2002 el papel de “testigo de primera línea” de la injerencia norteamericana en los asuntos internos de Venezuela, un papel que siempre la diplomacia de los Estados Unidos ha negado pero que en esa ocasión quedó más que clara. En medio de un evento ofrecido por la Embajada de China al cual González Cárdenas había sido invitado, se acercan hasta el oficial dos personas uniformadas que se identifican como miembros de la Embajada de los Estados Unidos, en calidad de agregados militares. Comienzan una conversación y le indican que ya hay tres buques de guerra y un submarino en las inmediaciones de Venezuela, dispuestos a apoyar en lo que resultara necesario para los “acontecimientos” que se desatarían días después. González Cárdenas recibe la información y toma las tarjetas de presentación de ambos oficiales (que aún conserva) y de inmediato refiere la noticia a sus superiores.



Resulta que los oficiales de inteligencia norteamericanos confundieron al general González Cárdenas con el general golpista Néstor González González. Ambos eran del Ejército, ambos de apellido González y ambos calvos. De esta manera quedó patente la actuación de personal de la Embajada de los Estados Unidos de América en el golpe de estado del 11 de abril del año 2002.



En el contexto actual y si se toma en cuenta la virulencia de las declaraciones de voceros norteamericanos en contra de la Revolución Bolivariana, no tendría nada de extraño que continúen con sus tácticas de captación de oficiales para una aventura.



Quebrar la solidaridad


Explica el general González Cárdenas que uno de los objetivos de la guerra económica emprendida hace más de dos años contra todos los venezolanos es quebrar los lazos de solidaridad que existen en la sociedad venezolana. “En otras naciones las personas no se ayudan unas a las otras y eso parece normal. Eso no ocurre en Venezuela, porque en la idiosincrasia del venezolano está muy enraizada la solidaridad y la igualdad como valores sociales, por eso uno de los objetivos de esta guerra de quinta generación es enfrentar a unos venezolanos con otros para quebrar estos valores”, explica.

 
 
 

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