Petrocaribe: Geopolítica de la Solidaridad
- Fernando Travieso
- 30 may 2016
- 5 Min. de lectura
19 países lo conforman
Le asegura a Venezuela un mercado próximo a su territorio en un área de profundo interés estratégico

La alianza petrolera es parte del legado de Chávez. FOTO ARCHIVO
Al finalizar el año de 1998 el precio de la cesta petrolera venezolana rondaba los 7 dólares por barril, producto del incumplimiento de la cuota de producción asignada por la OPEP a Venezuela en conjunto con las secuelas de la crisis del sureste asiático, que redujo la demanda del hidrocarburo.
El Presidente Chávez consciente del rol fundamental de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en la regulación de la oferta para la búsqueda de un precio justo, emprende una gira por los países que integran la Organización, incluyendo a Irak, sometido a sanciones que vulneraban los derechos humanos de su población.
La finalidad era convencer a los líderes de las naciones visitadas de la urgencia de rescatar a la OPEP, dando ejemplo del nuevo papel de nuestro país al cumplir escrupulosamente con la cuota de producción asignada, e invitarlos a la Segunda Cumbre en la historia de la Organización que se realizó en Caracas en el año 2000.
El precio del barril mediante un sistema de bandas logró repuntar significativamente, haciendo que la regulación de la oferta, el aumento de la demanda asiática y demás factores, llevaran los precios a más de 100 dólares, en carrera alcista, con su punto culminante en el 2008.
El aumento en el valor del crudo significó un impacto considerable en las economías de menor desarrollo, lo que preocupaba al Presidente Chávez, por lo que el 29 de julio de 2005, en conjunto con Cuba, de la mano del Presidente Fidel Castro, se crea Petrocaribe, para aliviar a las naciones centroamericanas y caribeñas.
Consiste en un sistema de pagos por el hidrocarburo a precio internacional pero con un financiamiento en función del precio del momento, a mayor valor mejores condiciones para los demandantes, desplazando a las grandes transnacionales que tenían a estos países como un mercado marginal con primas en el precio por lo pequeño de su demanda.
Petrocaribe ha permitido en épocas de alto valor para el barril mantener la viabilidad de las economías menos desarrolladas de la región, dando estabilidad y evitando flujos migratorios, que en caso de no existir hubiesen impactado en los países tradicionalmente receptores.
Además de las facilidades financieras, el “Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe” estipula la construcción de la infraestructura necesaria para abastecer de manera directa el mercado de los 19 países que lo conforman, para evitar la intermediación y la especulación en sus fuentes de energía.
Además del petróleo, el gas es un elemento clave en el desarrollo y abastecimiento del área, al igual que el impulso a las energías renovables, buscando un suministro global y balanceado de las necesidades presentes.
Los precedentes son el “Acuerdo de San José” y el “Acuerdo de Caracas”, pero con mejores condiciones, que oscilan entre un 5% y un 50% de financiamiento dependiendo del valor del hidrocarburo, con dos años de gracia y un plazo de pago de 25 años, siempre a precios internacionales; cuando el crudo supere los 40 dólares el interés sobre el monto a financiar se reduce a 1%, siendo el pago inicial del 60% de la factura a 90 días.
El Acuerdo le asegura a Venezuela un mercado próximo a su territorio en un área de profundo interés estratégico para la nación, que en el último Gobierno de la cuarta república fue desatendida en contra de nuestros intereses.
La creación en conjunto de un área de cooperación económica le permite a las empresas públicas y privadas nacionales impulsar sus negocios en los países que conforman el Acuerdo, para desarrollar intercambio comercial diferente a la energía.
Los ataques contra Petrocaribe buscan socavar la influencia venezolana en la región para beneficio de los intereses transnacionales, que fueron desplazados para bien de los pueblos por la “Geopolítica de la Solidaridad” implantada por el Presidente Chávez, mantenida en la actualidad por el Presidente Maduro.
El petróleo es la fuente energética de mayor calidad jamás conocida en la historia por el ser humano, como lo confirman los estudios de prestigiosas universidades estadounidenses y europeas, lo que se demuestra por medio de la “Tasa de Retorno Energético”, método creado para tal fin.
Venezuela asegura un suministro seguro y confiable a todos los países demandantes del recurso, lo que ha demostrado en el tiempo, sean economías grandes o de menor dimensión.
La Faja Petrolífera del Orinoco, la mayor reserva del hidrocarburo líquido en el mundo, da confiabilidad para establecer mecanismos a largo plazo para que los diferentes países puedan planificar su demanda con toda seguridad.
El “Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe” maximiza las condiciones financieras (tasa de interés) a los países destinatarios durante precios bajos, y las minimiza en época de precios altos, resguardando los intereses nacionales.
Petrocaribe pertenece a una acertada estrategia petrolera por parte de Venezuela que privilegia lo humano por sobre lo mercantil, dejando en alto los intereses estratégicos del país.
DEBATE ABIERTO
Agresión contra Venezuela busca dominación regional
Carolus Wimmer
La permanente agresión de EE.UU a Venezuela, de carácter político, diplomático, financiero, económico y mediático, se realiza con miras a una eventual intervención militar de nuestro país.
Desde la Casa Blanca han puesto a bailar a sus muchachos; allí está el inefable dirigente paramilitar Álvaro Uribe Vélez, pidiendo el envío de tropas extranjeras a Venezuela y solicitando a los jefes militares nacionales que se “levanten” contra Maduro; el club de ex presidentes de la ultraderecha y la reacción internacional que desde Miami solicitaron la aplicación de la Carta Democrática Interamericana; el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Amalgro, que actúa como un integrante más de la contrarrevolución criolla; demócratas y republicanos extendiendo sanciones al Gobierno Bolivariano hasta el 2019 en el senado gringo; y por supuesto, el Decreto Obama como una espada de Damocles sobre nuestra Patria.
La arremetida contra el Estado venezolano, va unida acciones paralelas en Suramérica, como el golpe en Brasil y la imposición de una velada dictadura neoliberal en Argentina, con fachada democrática, para hacer pensar a los “analistas” que la región gira hacia la derecha tras el “fracaso” de gobiernos de izquierda y progresistas. Lo que se busca es debilitar los estados-nación para crear estados fallidos, los cuales fácilmente se pueden controlar y explotar económicamente.
A toda costa, EE.UU quiere recuperar su hegemonía en esta área. La técnica del almirante Kurt Tidd, Jefe del Comando Sur, es usar ante todo el smart power (poder inteligente), para lograr con políticas “no coercitivas” un cambio en la correlación de fuerzas en el continente.
Existen tres dimensiones en esta escalada, una política, que constituye la primera fase, una económica y otra militar. Estamos transitando por las dos primeras.
El golpe continuado contra Venezuela, persigue la erosión y resquebrajamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el Mercado Común del Sur (Mercosur), y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Con el golpe en Brasil además dieron una fuerte estocada al grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y su iniciativa del Banco Asiático de Inversiones que surgió como alternativa a las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los Halcones del Pentágono, velan porque regresen los cocodrilos del FMI, para arrebatar de nuevo la soberanía económica de los países latinoamericanos.
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