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La paz en Colombia: ¿realidad o utopía?

  • Ramón Martínez M.
  • 4 jul 2016
  • 3 Min. de lectura

FOTO:ARCHIVO


Tal vez el proceso de paz en Colombia no sea perfecto, pero nos da algo muy poderoso: Esperanza. Y es cierto que la paz no se alcanza con una firma, pero esa esperanza es el primer paso para construir la paz que el país merece.



El reciente acontecimiento ocurrido en la Habana, cuba, el pasado 23 de junio da inicio a una nueva etapa en Colombia, decimos nueva etapa porque hay razones para ello, la firma del cese al fuego bilateral y definitivo y hostilidades entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, rompe con los esfuerzos que se han hecho en el pasado y se constituyen en un camino abierto a que se desarrolle un verdadero y certero acuerdo que permita construir una sociedad más democrática y donde se saca la guerra de la política modernice la forma de hacer política, permitiendo la participación real de quienes han adversado el presente sistema Bipartidista reinante desde el siglo XIX.



Realidades como la inclusión de las víctimas del conflicto, dejación del uso de armas para hacer política, tocar y proponer soluciones a la propiedad de la tierra, propuestas posibles para enfrentar el narcotráfico, son algunos aspectos que nos dan certeza de que no se está dialogando en vano.



La transformación de un ejército insurgente, no derrotado ni entregado, en un poderoso movimiento político que entra en la vida política nacional a presentar sus propuestas al país, permitiría que el conflicto armado deje de ser la justificación para perseguir y criminalizar la protesta social, que por cierto no desaparecería, sería el momento oportuno para que realmente se entre a allanar los senderos que reduzcan las grandes divisiones clasistas existentes en la actualidad.



Oportunidad tiene el pueblo colombiano de encontrar nuevos líderes con visiones diferentes, despojados de sectarismos, con mente y proyecto abierto al desarrollo en inclusión de los grandes ríos del pueblo que han sido excluidos, marginados y desplazados en su propio suelo del poder político, queda al estado colombiano garantizar y respetar su participación política real.



¿Utopías? , son muchas y ese es el reto, convertir las utopías en realidades posibles, lograr transformar una sociedad con muchas heridas, desmontar la cultura de la muerte y violencia y sanar las heridas de la guerra, que permita tener una opción en donde la vida se respete y se acabe de una vez una sociedad con valores que rinden culto a la viveza.



Utopía que el gobierno colombiano debe convertir en realidad, es el desmontaje del paramilitarismo como política de estado y el combate a las bandas criminales que ejercen control de gran parte del país, esto debe ser el complemento necesario para que la paz en Colombia sea posible y no utopía.



Quien merece un golpe es la oposición

Ildegar Gil


El regaño de un chavista, la preocupación de otro y la reflexión de un tercero más una extensa carta de un antichavista, generaron el artículo titulado Mi llamado al respetable pueblo opositor, publicado en este mismo espacio la semana pasada llamando al pueblo opositor a buscar una dirigencia alejada del malandraje que caracteriza a la actual.



A riesgo de caer mal en algunos y en otros, insisto sobre el tema. Ahora, con un contundente elemento de mayor convicción en las manos: la detención del director del despacho de El Hatillo –a cargo de David Smolanski- Francisco Márquez Lara, el domingo 19 de junio en Cojedes.



Márquez Lara, quien asume ante la ley las consecuencias de su aprehensión junto a Gabriel San Miguel, es sobrino de Carmen Cecilia Lara, periodista y docente universitaria revolucionaria, cuya vida ha estado al servicio del ideal bolivariano.



Entrevistada por el portal latabla.com, reveló que "mil veces" le advirtió: "Francisco, ten mucho cuidado porque te pueden estar utilizando".



Acá es donde entro en juego con mi entrega anterior y pregunto: ¿por qué Voluntad Popular no encomendó a uno de sus chivos la misión que ahora mantiene tras las rejas a Márquez Lara y también a San Miguel? ¿por qué no fue el propio Smolanky o Lilian Tintori, quienes trasladaran el dinero que según el alcalde fue producto de donaciones? Si no había nada que temer, ¿por qué no asumieron ellos esa acción en lugar de poner en riesgo a esos muchachos?Será la justicia la que se encargue de dilucidar todo.



Mientras tanto, las caras visibles de la desestabilización andan campantes, sonrientes e hipócritamente "y que" defendiendo a los procesados quienes –en palabras de Freddy Guevara- ahora no poseen la estatura de dirigentes, como lo dijo ante el periodista Carlos Croes.



Definitivamente, el pueblo opositor amerita, urgentemente, de una dirigencia honesta y no de la que tiene. La actual es muy pobre, irresponsable y traidora, por decir lo menos.

¡Chávez vive…la lucha sigue!



FOTO:ARCHIVO






 
 
 

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