La guerra del hambre contra Venezuela
Alimentación, soberanía y corresponsabilidad
En la antigüedad, cuando un ejército enemigo decidía conquistar una determinada ciudad, amurallada por cierto, usualmente recurrían a sitiar la misma por un largo período de tiempo. Esta táctica tenía como objetivo, producir hambruna en la ciudad sitiada, debilitar a sus defensores que en la mayoría eran los mismos ciudadanos, e intentar una sublevación interna que derribara el orden establecido en la misma.En otras palabras, el hambre era utilizada como “arma de guerra” en contra de los pobladores y especialmente, en contra del gobierno establecido en esas ciudades.
Por supuesto, ya no vivimos en ciudades amuralladas y las tácticas de guerra han cambiado, sin embargo, la necesidad de alimentarse sigue siendo un elemento considerado dentro de las estrategias de dominación para someter la voluntad de los pueblos y la soberanía de sus países, y está presente en la “Guerra no Convencional” que vivimos actualmente.
En lo particular, usualmente al observar los programas de la cadena CCTV, podemos ver como sus productores hacen énfasis en la variedad de productos que cosecha el pueblo chino y como, han hecho de esta práctica junto a su exquisita gastronomía, un elemento de orden cultural.
Sin embargo, más allá del hecho cultural que es notorio en China, existe un hecho innegable, el énfasis que hace el pueblo y el gobierno chinos, para asegurarle la alimentación de aproximadamente 1.4 mil millones de personas, lo cual, constituye una inmensa operación para garantizar, no solo un negocio perpetuo, sino la soberanía alimentaria de tan poblado país del orbe.
Como en toda economía, las leyes básicas operan. Oferta y demanda influye sobre los precios que se promocionan en el mercado, existiendo productos que por ser producidos estacionalmente, es decir, en una determinada época del año, tiene un precio cuando es época de cosecha y otro diferente, cuando no es temporada.
Pero en la sapiencia popular del pueblo chino, que cuenta con cinco mil años de historia no interrumpida, es evidente que muchas personas se dedican a cosechar, aunque sea parcialmente, los alimentos que consumen, lo cual, junto a la actividad tradicional de muchas etnias, constituye un elemento cultural que los une en las actividades de siembra, cosecha, pesca pero sobre todo, a la hora de compartir los alimentos, lo cual, hacen todas las etnias y sectores de la sociedad china, en forma colectiva, haciendo de cada comida diaria, un mecanismo para mantener la unidad de la familia, las amistades y la convivencia sana de las comunidades.
En la Venezuela actual, la caída del ingreso petrolera ha evidenciado las grandes carencias que en materia de producción alimentaria, posee el país, un país que nada en petróleo pero que no es capaz de producir sus propios alimentos.
Barack Obama, la CIA y otras agencias de inteligencia de esa potencia, en su geoestrategia, han tenido claro los puntos débiles de cada país del mundo, principalmente aquellos cuya dirigencia y pueblo, no estén de acuerdo con su política imperial y junto a sus aliados, ha desarrollado estrategias para torcer la voluntad de esos gobiernos, presionando para afectar el nivel de vida de los pueblos.
Es así como, luego de propiciar el descenso de los precios de las materias primas a nivel mundial entre otras tácticas, han logrado cambiar las condiciones políticas en algunos de los países latinoamericanos especialmente, para disponer de gobiernos más dóciles, neoliberales por cierto, que pueden convalidar sus intereses en la región y apoyarle en el mantenimiento del control de su “patio trasero”. Es así como utilizando varias estrategias y en conjunción con las oligarquías locales, han logrado imponer momentáneamente gobierno como el que tiene Argentina y Brasil, los cuales, indiscutiblemente influyen en el balance de poder de la región en pleno y particularmente, en Venezuela.
“En la Venezuela actual, la caída del ingreso petrolera ha evidenciado las grandes carencia que en materia de producción alimentaria, posee Venezuela, un país que nada en petróleo pero que no es capaz de producir sus propios alimentos”
En el caso venezolano, nuestra principal debilidad sigue siendo la producción y distribución de los alimentos. Desde los años 80s del siglo pasado se acuñó en Venezuela, la frase “agricultura de puertos”, para significar, la inmensa dependencia que tenemos de las importaciones de productos destinados a la alimentación de todos.
Es evidente, que este mal constituye un factor que influye sobre nuestra soberanía y no solo alimentaria. Con esta estrategia, se pretende torcer la voluntad de nuestro pueblo, intentando causar un desorden que produzca a la caída del gobierno chavista y junto a este, la derogación de la Constitución Bolivariana de 1999.
El actual gobierno nacional, no disponiendo de los inmensos recursos que hasta hace un par de años producía la actividad petrolera (muchos de estos destinados a la adquisición de alimentos en el exterior) ha intentado diversas tácticas para quebrar la estrategia que desde fuera del país y con la ayuda de factores internos, se ha intentado imponer a Venezuela, que no es otra que doblegar la voluntad popular por medio del hambre y el desasosiego.
Mediante la escasez de todo tipo de productos que aún se importan, acentuada por los oligopolios dedicados a la producción de alimentos y los oligopgsonios de facto (escasos compradores que tradicionalmente han operado desde los llamados mercados mayores y que compran a los productores sus cosechas), han logrado imponer precios elevados de los productos de primera necesidad, hecho el cual, afecta significativamente a grandes sectores de la población.
Ante la circunstancia, el pueblo venezolano debe estar consciente de que esta situación, por ser un problema estructural de la economía venezolana, debe resolverse en el menor plazo posible, por medio de incremento de la producción local de alimentos y diversos bienes de uso personal, y por la adecuada distribución de los mismos.
La producción de todos estos bienes no puede estar circunscrita únicamente a las grandes empresas (oligopolios) que operan en Venezuela, inclusive, a medianas empresas de capital privado. Es necesario mirar la producción de estos bienes y en especial, todo lo relacionado con alimentación, como un problema de Seguridad de Estado, y aplicar para su solución en forma severa, el ordenamiento legal vigente y cualquier otro instrumento que ayude a este propósito.
La corresponsabilidad de todos los moradores de este país, es necesaria en la solución de este problema. La corresponsabilidad está prevista en el Art. 326 de la Constitución Bolivariana, y es determinante para que entre todos, ayudemos a solventar el grave problema de abastecimiento – producción y distribución - de productos de primera necesidad, pues ya no se trata solo de un problema de abastecimiento, sino de un problema de Seguridad de la nación y de soberanía, que afecta a la patria entera.
La gran Misión “Abastecimiento Soberano” publicada en el Decreto 2367 de reciente fecha, es un instrumento que junto al resto del ordenamiento legal vigente (Ley de Precios Justos, etc), tiene como objetivo, la solución del problema antes mencionado. Es necesario que la ciudadanía en pleno, nuestro pueblo, apoye esta iniciativa, a fin de poder derrotar tan molesto mal. No obstante, es necesario instar al Gobierno Nacional, a la aplicación estricta – sin contemplaciones - y oportuna del orden legal vigente, a todo nivel, pues un bachaquero es un delincuente - no importa su capacidad operativa - y como tal, debe ser tratado por el Estado en pleno. Y al hablar de bachaquero, nos referimos también a combatir a los oligopolios y oligopsonios, que se encuentran inmersos en esta operación.
Para finalizar, es necesario también, mediante este y otros medios (económicos, mediáticos, etc), hacer retornar a la normalidad, la adquisición de cualquier producto en Venezuela por parte de la ciudadanía. Esto debe ser un objetivo a lograr en el menor plazo posible, por parte del Gobierno Nacional, con la ayuda de todos.
