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Diplomacia e Integración al orden del día

  • Charles Giuseppi
  • 1 ago 2016
  • 5 Min. de lectura

Venezuela Mercosur


En medio del acalorado debate que ha suscitado en la geopolítica latinoamericana el traspaso de la presidencia pro-témpore del Mercado Común del Sur, Mercosur, y pese a todo pronóstico, Venezuela asume este sábado 30 de Julio la presidencia rotativa del bloque regional. Saludada, aplaudida y bien recibida noticia para todos aquellos quienes creemos que la integración regional de vocación social, de blindaje de nuestras economías locales, de promoción y generación del empleo y de construcción de espacios de diálogo político concertado, es la única vía posible para el futuro de América Latina en la inaplazable búsqueda de mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos.



La decisión finalmente descansó en la sensata posición de Uruguay, quien consideró impostergable realizar la reunión del consejo del mercado común para realizar el “traspaso del martillo” al país caribeño. El presidente Tavaré Vázquez, a través de su canciller Rodolfo Nin Novoa, consideró que jurídicamente no existe ningún impedimento para que se lleve a cabo la rotación alfabética como lo establecen las normativas del grupo. Ahora bien, si es necesario reconocer el paso dado por Uruguay para el fortalecimiento institucional del Mercosur, ello no deja de un lado el también necesario reconocimiento de la ofensiva diplomática que ha venido desplegando Venezuela a través de su canciller Delcy Rodríguez como elemento clave para comprender la acertada decisión.



Si consideramos que Venezuela había estado atenta al discurrir de las negociaciones de los cancilleres sobre si se debía o no entregar el martillo pro-témpore a Caracas, por la denunciada falacia de algunos de ellos, (Loizaga de Paraguay y Serra de Brasil) sobre una supuesta “crisis humanitaria” y el mal fundado “autoritarismo” del gobierno del presidente Nicolás Maduro, pronto nos damos cuenta que la burda estratagema no tuvo ningún efecto sobre la decisión final. De igual forma si salimos triunfadores de esta batalla regional, parece necesario destacar que no fue, es o será una lucha contra nuestro hermano pueblo brasileño, o paraguayo, se trata más bien de una impostergable lucha contra los más rancios sectores de la derecha latinoamericana, tradicionalmente pro colonialista, clasista y profundamente oligárquica.



El acto de entrega de la presidencia Mercosur a Venezuela, que se realizará en Montevideo, Uruguay, si bien deja el dulce sabor de la victoria, no debe empalagarnos de un triunfo que desde el punto de vista geopolítico y estratégico, al mismo tiempo, nos plantea serios y muy complejos escenarios. ¿Cuál será el futuro de Venezuela en el Mercosur los próximos dos años? Si evaluamos que el “impeachment” aplicado a Dilma será definitivo y se extenderá un par de años más el desazonado gobierno de Temer, la Argentina de Macri seguirá su inefable via-crucis hacia un neoliberalismo más repugnante que ningún otro en la historia austral, y la Paraguay de Cartes se convierte paulatinamente en un sucucho del Pentágono, la interrogante sobre si debemos y cómo debemos seguir jugando el ajedrez político en Mercosur, nos enfrenta a grandes dificultades en el ámbito regional y nos increpa urgentemente a replantearnos nuestro rol dentro de ese esquema comercial, ahora en manos de la más vomitiva burguesía criolla.



El Mercosur de Lula, Kirchner y Chávez está tomando, en manos de sus captores, la dirección hacia un neoliberalismo más despiadado. Incluso si Bolivia, Uruguay y Venezuela son los abanderados de continuar las luchas a favor de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, frenar la expansión de recetas preparadas desde Washington y construir una nueva hegemonía popular y propiamente latinoamericana, el horizonte se deja entrever polvoriento y confuso. Pareciera como si nos enfrentásemos a una oscura nube plagada de futuros ataques a lo que legítimamente hemos venido construyendo esta última década bajo el signo de la izquierda.



Por lo pronto, necesitamos seguir dando la pelea, no sin descartar la construcción de nuevas alianzas regionales que puedan servir de contrapeso al zarpazo que tanto la burguesía brasileña como la argentina quieren darle al Mercosur. Desean privatizarlo en su máxima expresión, vulgarmente venderlo a bajo precio a lo que dicten los mercados mundiales y torpedear el futuro social del continente. Si nosotros hemos transitado el largo camino de construir una integración más justa, más social, y más democrática estos últimos años, esta coyuntura se presenta como el momento idóneo para defender lo hasta ahora alcanzado. En el terreno diplomático tanto como en la esfera social, las oscuras fuerzas de eso llamado neoliberalismo, se abalanzan contra nuestros pueblos hoy más que nunca. Como diría en su momento el prócer venezolano José Félix Ribas, “no podemos elegir entre vencer o morir, necesario es vencer”.

 

DECLARACIÓN DE PARTIDOS POLÍTICOS DE PAÍSES INTEGRANTES DEL MERCOSUR


El Mercado Común del Sur (Mercosur) establecido en 1991 a partir de la firma del Tratado de Asunción se convirtió en el principal proyecto de integración regional, espacio común para ampliar las oportunidades de comercio e inversión, así como asumir en su acervo histórico los valores de la cooperación, solidaridad, complementación productiva, reconocimiento de las asimetrías y la defensa de la democracia.



El Mercosur a lo largo de su historia ha respetado y convivido con la diversidad y pluralidad en el pensamiento y con gobiernos que legítima y democráticamente se han dado nuestros pueblos. El Protocolo de Ushuaia, firmado y asumido por los Estados miembros desde el 24 de julio de 1998 es una “cláusula democrática” particularmente obligante frente a la circunstancia de quiebre del orden constitucional o democrático en cualquiera de los países integrantes.



Se desprende de ello que la integración no es de izquierda, de centro o de derecha; es ella el desafío mayor de los pueblos latinoamericanos y caribeños para unidos e integrados dar el salto al desarrollo productivo y a nuestra configuración como el nuevo gran bloque político y económico en el concierto mundial.



El Mercosur no puede ser utilizado en la lucha política que adelantan sectores de la derecha contra el gobierno legítimamente electo de la República Bolivariana de Venezuela; ello no solo vulnera su acervo histórico y es antidemocrático, sino que es un grave precedente que amenaza la unión y la integración lograda por el Mercosur.



Solicitamos a los Gobiernos de los países integrantes del Mercosur el cumplimiento responsable de las normas y arreglos jurídicos que permiten que la República Bolivariana de Venezuela asuma, tal y como le corresponde, la Presidencia pro-témpore del mecanismo de unión e integración en el segundo semestre de 2016.


En Montevideo, sede del Mercosur a los 28 días del mes de julio del año 2016.


Argentina

Frente para la Victoria

Movimiento Evita

KOLINA. Corriente de Liberación Nacional

Partido MILES por Tierra, Techo y Trabajo.

Partido Comunista de la Argentina

Nuevo Encuentro

Partido Comunista Congreso Extraordinario



Brasil

Partido de los Trabajadores

Partido Comunista de Brasil

Paraguay

Frente Guasú

Partido del Movimiento al Socialismo



Uruguay

Frente Amplio

Venezuela

Partido Socialista Unido de Venezuela

Gran Polo Patriótico



Bolivia (asociado)

Movimiento al Socialismo

 
 
 

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