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AN al servicio de las trasnacionales

  • Alessandra Perdomo
  • 15 ago 2016
  • 5 Min. de lectura

Movimientos rechazan reforma de la Ley de Semillas

Los diputados opositores actúan en defensa del gran capital



El Movimiento Semillas del Pueblo, uno de los principales promotores de la Ley de Semillas aprobada el 22 de diciembre pasado, se pronunció en defensa del instrumento legal, ante las intenciones de reforma planteadas en la AN.



Cuando quedaban pocos días para que finalizara el período de la anterior Asamblea Nacional, el 21 y 22 de diciembre de 2015, en dos sesiones extraordinarias consecutivas, el Parlamento venezolano de mayoría chavista aprobó la Ley de Semillas. Los diputados lograron ponerse de acuerdo rápidamente, tras dos años de la presentación del proyecto que, entre otros aspectos, prohíbe la utilización de semillas transgénicas.



En junio pasado, el Poder Legislativo, ahora con los socialistas en minoría, recibió propuestas para la reforma de la normativa, que apenas cumple siete meses de vigencia.



Se han esgrimido preocupaciones del sector agrícola por considerarla “restrictiva” y desestimular el segmento privado, señaló entonces una nota de prensa del Parlamento. Alejandro Peters, del Ivic, sostuvo en una reunión con la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Asamblea que debe ser revisada justamente por “obligar al agricultor a la utilización de semillas originarias”.



Esto ha encendido las alarmas de colectivos sociales que respaldan al Gobierno y que han tenido una participación importante en la elaboración de la propuesta. Por ello el movimiento Semillas del Pueblo ofreció una rueda de prensa para rechazar la propuesta y declararse en defensa del instrumento legislativo.



Eisamar Ochoa, vocera de organización, resaltó justamente la importancia de la prohibición de producir e importar transgénicos, una tecnología que “apunta exclusivamente al beneficiodel capitalismo global y del neoliberalismo”.

En ese sentido, la bióloga Yaeli Fuenmayor recordó el daño comprobado sobre la salud que ejercen estas semillas tratadas genéticamente, y apuntó que tienen incidencia en la generación de tumores y otras enfermedades como infecciones grastrointestinales, fallas renales y diabetes.



“Promueven una sociedad jerárquica y de exclusión económica y han sido muy dañinas para la salud. Son plantas que son muy resistentes a los herbicidas, y estos son venenos. No hay herbicidas biológicos”, puntualizó. “La ley prohíbe la comercialización y cultivos de transgénicos en Venezuela, tal y como lo ha hecho la mayoría de los países europeos”, añadió.



Favorecer la producción popular


Ochoa enfatiza que la Ley actual, además, niega la lógica de las patentes que representan, aseguró, la privatización de las semillas. “Ellas son un bien común, producto del trabajo colectivo de nuestro agricultores durante milenios”, acotó.



“El hecho de que no se puedan establecer patentes y derechos de autor sobre la semilla quiere decir que puede ser reproducida, multiplicada libremente, fuera de la lógica del mercado capitalista. Ese es un elemento muy atacado”, afirmó.



Del mismo modo, resalta que la ley permite la coexistencia de dos sistemas de producción: el tradicional o comercial y el popular, que “es el nuestro, el histórico, tradicional, culturalmente relevante, el que ha permitido durante cientos de años la sobrevivencia de la humanidad y la creación de cientos de miles de variedades locales de semillas que tienen relevancia cultural e identitaria para las comunidades que las han producido”.



Añade que los simientes producidos así cuentan con condiciones genéticas que los hacen resistentes a los cambios climáticos, “más productivos en ciertos ecosistemas y son un elemento estratégico ante la crisis ecológica”.



Asegura que lo que está detrás es la transformación del sistema productivo al “rescatar las capacidades productivas del pueblo”, con lo cual creen que puede incrementarse la agricultura en el país.



Muchos productores han señalado justamente que la falta de semillas, provenientes en gran parte del exterior, ha atentado contra la producción agrícola.



Por su parte, la diputada Dinorah Figuera, de la MUD, ha dicho que la normativa “constituye un retroceso en medio de la más grave crisis alimentaria en la historia en la que han sumido a Venezuela”.



Mientras, el diputado Ares Di Fazio, del Movimiento Tupamaro, apuntó que los diputados opositores actúan en defensa de las grandes transnacionales.


La sociedad de "La Repetición"

Por Edgar Borges

En la literatura, como en la música, la uniformidad del discurso industrial nubla la particularidad de las creaciones. La producción en serie borra culturas no para mostrar la universalidad de la imaginación, sino para moldear las vivencias y los argumentos. En medio de la montaña de “novedades” que van y vienen, llega a mis manos la novela “La repetición” de Ivica Djikić (Tomislavgrad, Bosnia-Herzegovina, 1977), publicada en España por Sajalín editores en 2016. Ya no pude soltar el libro (o viaje) de 115 páginas. Y es que Djikić asume el frustrado viaje de la editora Dijana Lovrić desde Zagreb, capital de Croacia, hasta el monasterio de Rama- Sćit, en Bosnia-Herzegovina, para contarnos una historia de amor en una clave narrativa no convencional. El viaje se frustra cuando la nieve bloquea las carreteras. Quiere el azar (o la inevitable consecuencia de cerrar aquello que dejamos abierto) que Dijana se encuentre detenida justo en Duvno, el lugar donde nació su novio Marko Kelava, un experiodista prestado a la cocina de un restaurante. Todo fuera normal si la vida de la familia que termina acogiéndola no estuviera marcada por la ausencia de un padre desaparecido en Alemania, tras su participación en la guerra de los Balcanes. Una historia personal (o acaso colectiva) hizo que el hombre abandonara a su grupo.



En “La repetición” las geografías, las distancias y las situaciones son réplicas que habitan en la soledad de los personajes. Los diálogos telefónicos entre Dijana y Marko contienen una tranquilidad alarmante. Algo pasa hasta cuando no se dicen nada. La necesidad de amor de la madre del novio la convierte en un fantasma de sus miedos. La guerra de otro tiempo permanece presente en la distancia que marcan entre sí los personajes. “La repetición” es la técnica de la rutina que ejecuta y enseña el chef estrella del restaurante. Marko atiende su orientación con amargura: “Todo consiste en entregarte a la repetición… La repetición hasta el infinito. Supongo que en la prensa es lo mismo. Cada día empiezas de nuevo, escribes artículos u otra cosa igual que ayer, igual que anteayer. Pero siempre hay repetición. Seguro que sabes de qué estoy hablando”. En la trama de la obra la repetición opera como el mecanismo que aturde el sentido de existencia de las personas; la distancia que los separa de su propia ubicación en el mundo. Dijana es el centro de todos los intentos de comunicación. Hablar por teléfono con el novio o con los frailes será tan distante como vivir rodeada de un grupo que cada segundo es menos familia.


Descubrir la literatura de Ivica Djikić me hizo buscar los otros dos libros que, afortunadamente, Sajalín publicó en España. Las novelas “Cirkus Columbia” y “Soñé con elefantes”. Ivica Djikić, escritor y periodista, construye los paisajes y las circunstancias a partir de la mirada de los personajes. Todos padecen la misma sensación de que la vida se les repite, pero nadie se atreve a decirlo. “La repetición” es una novela sobre las distancias que fragmentan los vínculos de un grupo necesitado de afecto.

 
 
 

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