Del fraude a la desobediencia
- Isabel Rivero De Armas
- 15 ago 2016
- 3 Min. de lectura

Una vez que agotó todos los caminos para convertirse en gobierno más allá del Poder Legislativo, la oposición en la Asamblea Nacional muestra claramente cuál es su agenda. En la misma, no aparece el diálogo, sí la desestabilización, ahora bajo la figura de desobediencia civil, como lo hizo público hace poco Freddy Guevara.
Como la activación del Referéndum Revocatorio (RR) nunca estuvo en sus planes, sino la salida del mandatario nacional por medio de un golpe parlamentario o por vía no constitucional; en la recolección del 1% del RR se hizo del fraude una opción, mediante el delito de usurpación de identidad tipificado en el Código Penal venezolano.
Las firmas falsas acarrean sanciones penales que invalidan el referéndum porque el proceso desde sus orígenes está viciado. Entonces, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) llama a tomar las calles “pacíficamente”, lo cual puede tornarse en las guarimbas del 2014 que desencadenaron la muerte de 43 venezolanos.
Asimismo, en los más de seis meses transcurridos desde que la oposición asumió el Parlamento, la MUD no ha hecho esfuerzo alguno por solucionar el desabastecimiento, la inflación, las colas, el bachaqueo y la delincuencia. Más bien, se han convertido en una piedra de tranca para alternativas exitosas, como los CLAP y las OLP, que contrarrestan tales males.
Lo anterior es porque no le interesa que los salarios se equiparen con la realidad para que el nivel de vida del venezolano sea satisfactorio. A esa oposición solo le preocupa cómo llegar al Poder Ejecutivo para después olvidarse del pueblo una vez que disuelva la Constitución de 1999, como lo hizo Carmona Estanga.
Esa derecha en la AN ha agotado hasta la denuncia en su discurso como estrategia de deslegitimación, a nivel nacional e internacional, en escenarios como la OEA, dejando en evidencia qué la mueve: engrandecerse con el caos sembrado por ella misma antes de que mejore el escenario que le garantizó el triunfo parlamentario.
En fin, esa Asamblea, ahora con mayoría opositora, que se siente crecida por la victoria del 6D, desestima el alto nivel de desaprobación del electorado que la llevó ahí y se cree autosuficiente. Sin embargo, la cuenta regresiva ya comenzó.
En resumen, el parlamento derechista mantiene su promesa de salir del presidente legítimo Nicolás Maduro aunque los lapsos para conseguirlo no le dan, negando así que alguno de ellos alcance su preciada meta de regresar al estilo de gobernar de la Cuarta República o de imitar el neoliberalismo brutal de Mauricio Macri.
El revocatorio en los prostíbulos
Por Ildegar Gil

Espero que cuando el pueblo opositor despierte del engaño en que lo mantiene sumido el bando contrarrevolucionario, no sea tarde. Ahora lo están alebrestando con una supuesta toma de Caracas el 1 de septiembre, en lo que seguramente será un nuevo lauro en la cadena de derrotas morales acumuladas desde 1998.
La razón de la convocatoria que hacen el diputado marihuanero y su apátrida colega guarimbera, es la fecha para empezar a recoger el 20% de las firmas que activen el referéndum revocatorio, RR. Les diré algo: no tienen vida.
Esa alharaca preñada de efectos sicotrópicos es la continuación de mentiras contra sus seguidores, quienes –lamentablemente– no terminan de abrir los ojos ante la oferta engañosa de la cual son víctimas.
El asunto no se limita a la fecha para el 20%. Tampoco al número de máquinas ni de centros electorales.
Menos aún, a la pregunta que supuestamente sería planteada en la consulta. La columna vertebral del cuento es el momento de la solicitud. Eso hay que repetirlo segundo tras segundo en el Metro, camionetas, bodegas, mercados, gimnasios, escuelas, universidades y en prostíbulos, para quien tenga chance: la solicitud la hicieron con cuatro meses de retraso y por eso los plazos no dan para acabar con la Revolución vía RR.
El trámite debió comenzar en enero, como manda el artículo 72 de la Constitución, porque en enero se cumplía la mitad del gobierno. Si lo hubieran hecho en enero, hubiesen tenido tiempo para cumplir los lapsos que exige la normativa refrendaria aprobada en el año 2007 por el Consejo Nacional Electoral. En otras palabras, hubiese habido referéndum este año.
Al empezar a moverse tres meses después, perdieron tiempo y por lo tanto el referéndum sería en 2017.
De acuerdo a la carta magna, el Gobierno pasaría a manos del vicepresidente en caso de que Maduro saliera derrotado y sería Aristóbulo Istúriz quien culminaría el período. Esto no es un invento de nadie: está en el artículo 233 de la Constitución. ¿Quedó claro?
¡Chávez vive… la lucha sigue!
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