La especulación juega con el mercado petrolero
- Luis Dávila
- 15 ago 2016
- 4 Min. de lectura
Carlos Mendoza Potellá

Venezuela necesita superar el rentismo petrolero para desprenderse de una mentalidad que no ha favorecido un crecimiento económico ordenado y que ha afectado a toda la sociedad
¿Por qué están tan bajos los precios del petróleo? La pregunta conduce a múltiples respuestas, incluyendo a los que consideran esas cotizaciones como un ciclo natural dentro del mercado energético. Pero en un ecosistema en donde todos los actores están afectados, incluyendo a los consumidores que disfrutan ahora de precios bajos pero que podrían ser castigados con una tendencia alcista en el corto plazo, las “culpas” apuntan a dos elementos: factores especulativos jugando a obtener ganancias cortoplacistas y un juego geopolítico en donde la confrontación de carácter económico entre los Estados Unidos y China juegan un rol fundamental.
Sin embargo, más allá de esta realidad agobiante para la economía venezolana, el experto petrolero Carlos Mendoza Potellá, rebusca en análisis que se remontan a los años treinta para insistir de nuevo en la necesidad de buscar un camino económico que separe a Venezuela del rentismo petrolero. Como apuntaba un informe de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en el año 2014, el país no posee control sobre las cotizaciones del mercado petrolero y tiene que ajustarse –a veces de forma dramática- al tobogán de precios petroleros. “Ya en los años 30, el economista Alberto Adriani analizaba la bonanza petrolera en la que había vivido el país entre 1917 y 1929 y llegaba a la conclusión de que no había servido para establecer una economía productiva. De estos estudios surgió luego la famosa frase de Arturo Uslar Pietri: hay que sembrar el petróleo”, explica.
El fin del rentismo petrolero
Ante la pronunciada caída de los precios del petróleo que se ha experimentado los dos últimos año, el Ejecutivo Nacional ha asumido una estrategia que apunta por una parte a la superación de la dependencia de los precios, mediante la Agenda Económica Bolivariana. Se busca aprovechar la crisis para despertar las capacidades productivas de todos los actores económicos, desde grandes empresas hasta emprendimientos individuales, en la búsqueda de una diversificación productiva con vocación exportadora. Desde otra perspectiva, el presidente Nicolás Maduro, mantiene una activa política a nivel internacional a nivel de las naciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y no pertenecientes a la OPEP, para intentar apuntalar el precio hasta un techo ubicado en setenta dólares.
“Venezuela tiene una estrategia correcta en este sentido y hace lo que debe hacer, pero en estos momentos la sobreoferta del mercado aunada a tensiones geopolíticas entre países miembros de la OPEP pudieran atentar contra la necesidad de llevar los precios a niveles aceptables”, señala Potellá. Apoyado en cuadros estadísticos, muestra también el elemento especulativo presente en el mercado petrolero. “A nivel de las grandes Bolsas de Valores del mundo, se cotiza mucho más petróleo que el que realmente se extrae en pozos y esos actores son los que definen el precio del crudo, no los productores”, explica. Estas tendencias están indicando que la cotización probablemente se mantenga en torno a los 50 dólares para los crudos marcadores (Brent y WTI). El precio del crudo OPEP en promedio se cotiza unos cinco dólares menos que este precio y la cesta nacional baja hasta otros cuatro dólares respecto a la de la OPEP, por lo cual se podrían esperar precios un poco por encima de 40 dólares el barril para el crudo nacional en lo que queda del año.
Para el 2017 las perspectivas mejoran y según las estimaciones actuales pudiera alcanzar hasta los 70 dólares.
Apuntar a los livianos
De acuerdo a los datos proporcionados por Potellá, los actores petroleros en la actualidad se están enfocando en los crudos livianos porque son los que tienen los menores costos de extracción. La mayor parte de este crudo está ubicado en el Medio Oriente, especialmente en Arabia Saudita, Irak y Libia, todos países miembros de la OPEP. “Las inversiones represadas a nivel mundial por las grandes petroleras se estiman en cifras de billones de dólares, especialmente en las zonas de difícil extracción”, señala.
El experto considera que en el caso venezolano, la industria podría enfocarse en aumentar la producción de este tipo de crudo que, pese a estar en campos declinantes del Occidente del país, pueden ser reactivados usando tecnologías emergentes. De hecho, en un discurso pronunciado ante obreros petroleros el pasado mes de junio, el presidente Maduro giró instrucciones para “incrementar la producción petrolera a tono con las cuotas asignadas por la OPEP”. Explicó el presidente que el plan debe ejecutarse en el segundo semestre de este año, al tiempo que se busca reducir los costos de producción, mediante la optimización de la inversión y el uso de recursos tecnológicos.
En torno a la Faja Petrolífera del Orinoco “Hugo Chávez Frías”, Potellá señala que los proyectos activos han seguido su marcha, mientras los nuevos están en un compás de espera, sujeto al movimiento de los precios.
El ajedrez geopolítico
Es sabido que el factor energía es un elemento fundamental en las relaciones económicas internacionales. Por eso no resulta inusitado que la actual baja en los precios tenga una intención geopolítica con la finalidad de controlar a mediano plazo la mayor parte de los recursos petroleros del mundo, que en el contexto de la situación actual pudiera definir un choque de tipo económico entre dos grandes jugadores: China y Estados Unidos.
“El elemento geopolítico siempre ha estado presente en los mercados petroleros, por su importancia como fuente de movilidad de las economías”, explica Potellá.
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