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“A seguir navegando la Venezuela nueva”


Ya lo hemos dicho en las últimas horas: la unión, la unión de todos, despojarnos de los pequeños intereses sectoriales, personales; despojarnos de las bajas pasiones y armarnos de lo mejor de nosotros mismos, como individuos y como colectivo, como pueblo, como sociedad. Mucho más que incrementar el precio del petróleo, mucho más que incrementar la inversión internacional o nacional, mucho más que incrementar la producción de aluminio, de acero, etcétera, mucho más que todo eso, tenemos que incrementar nuestro sentimiento, nuestro sentido, nuestra conciencia, nuestra voluntad individual y colectiva al servicio de Venezuela. Eso es lo prioritario, incrementar la capacidad de trabajo y de éxito del hombre, de la mujer y del pueblo venezolano para enfrentar los retos que tenemos por delante.



(…) este proceso ha sido extraordinario. La participación del pueblo ha sido extraordinaria, lo cual indica que en verdad la nueva República está naciendo con un grado aceptable, todavía no óptimo, pero aceptable, fuerte, de legitimidad. Una democracia sin la participación de un pueblo no es democracia. Así teníamos antes, unos sistemas democráticos totalmente huecos, donde la mayoría de la población no participaba, no sentía. Ahora tenemos un pueblo que siente, que ama, que sufre, que llora, que aplaude, que clama, que impulsa estos procesos, y eso es muy positivo para la Venezuela nueva.



(…) aprovechando que toco el tema de la participación, el protagonismo popular el proceso, también me permito hacer un llamado a las nuevas autoridades recientemente electas: gobernadores, diputados, alcaldes, etcétera, para que seamos consecuentes de ahora en adelante con el reto de construir una verdadera democracia; que no nos dejemos llevar por los viejos vicios o por los viejos signos que estamos combatiendo. Una democracia participativa de verdad.



(…) gobernar en la calle, gobernar sudando con el pueblo, llorando en las calles, tocando la llaga de los pueblos, porque es muy grande el reto que tenemos. Levantar el país de la miseria, de la exclusión social, devolverles los derechos a los hombres, a las mujeres, a los niños que andan por todas partes clamando.



Yo me siento ahora mucho más seguro, pisando terreno mucho más firme que hace un año y medio cuando me entregaron, cuando tuve pues el honor de ser proclamado en aquella ocasión, en diciembre del 98, Presidente de Venezuela. Año y medio después recibo esta credencial con toda la humildad que pueda caber en mi corazón, con esa humildad que aprendí desde niño de estos viejos, con esa humildad de nuestro pueblo (…) Ya no me siento tan solo como entonces, porque cuando uno miraba hace año y medio la estructura del Estado, yo me preguntaba y me decía: “sí, soy jefe de Estado, pero de qué Estado soy jefe”. Con pocas excepciones el Estado o las instituciones estaban podridas y todavía regidas por venezolanos y venezolanas que sencillamente no entendían y no entendieron que este proceso revolucionario no tiene vuelta atrás.



La legitimidad se puede perder en el proceso, porque por aquí mismo por este estrado pasaron hombres que fueron elegidos, sí, legítimamente, pero terminaron condenados por el pueblo que los eligió (…) aquí tenemos que repetir lo de José Félix Ribas en La Victoria: “No podemos optar ni siquiera con el escape de la muerte”, porque a veces la muerte es un escape. No tenemos escape, estamos condenados a triunfar, ese es nuestro camino, y a que triunfe la República y a que triunfe Venezuela y a que triunfe la democracia nueva.



Con toda esta gente, con toda esta corriente de luchadores y de luchadoras ahora sí, en sus puestos de batalla, designados libremente por el pueblo, legitimados al amparo de la sabia nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, yo hoy me atrevo a decir con mucha mayor fortaleza, con el pecho mucho más abierto, con mucha mayor certeza de lo que estamos haciendo, hoy me atrevo a decir y a repetir lo de Shakespeare, cuando fueron sorprendidos unos marineros en una barca en medio de la mar por una muy fuerte tempestad en la madrugada. Y se levantan los marineros y alguien despierta al contramaestre: “contramaestre viene la tempestad” y el capitán salta y le ordena al contramaestre: “llame a los marineros, todo el mundo a su sitio, amarren las velas, amarren los nudos, refuercen el sistema, todo el mundo en su sitio, corran marineros rápido que viene la tempestad, que nos hunde la tempestad”. Y después de aquella batalla contra el viento y contra el tiempo, contra la oscuridad y contra el terror mismo en la mitad del océano, el capitán ve que todos los marineros están en su sitio, que todas las velas están en su sitio, que todos los nudos están en su sitio. Entonces se voltea le da la cara a la tempestad, siente le viento golpeando su pecho y le dice: “ahora sopla tempestad, que tengo espacio para maniobrarte, te voy a maniobrar”.



Hoy yo lo repito, como lo dije el 5 de agosto, hace un año, cuando se instaló la soberanísima Asamblea Nacional Constituyente. Lo digo: “Sopla tempestad que tenemos espacio para maniobrarte, te vamos a maniobrar crisis y te vamos a derrotar”.



Yo como capitán de la nave, hasta que Dios quiera, convoco a todos los marineros, los contramaestres y los capitanes a que marchemos por el rumbo de la Patria Nueva(…) vamos pues a seguir navegando la Venezuela nueva.



* Extractos de la intervención del Comandante Hugo Chávez en el acto de proclamación como Presidente electo de la República Bolivariana de Venezuela, 4 de agosto de 2000.


 

Comentario:

"Juro delante de esta revolucionaria Constitución Bolivariana que lucharé sin descanso junto a nuestro Pueblo, siempre junto a nuestro Pueblo, para cumplir y hacer cumplir los mandatos de la Revolución Bolivariana recogida por mandato popular en esta Constitución, lo juro", así habló nuestro Comandante Eterno hace 16 años en el momento de ser juramentado como primer presidente de la naciente V República, de la República Bolivariana de Venezuela.


Los fragmentos que hoy comparto con ustedes corresponden al acto de proclamación del Comandante Chávez ante el Consejo Nacional Electoral después de que casi un 60 porciento del pueblo venezolano evidenció el 30 de julio de 2000 que ratificaba, relegitimaba, quería, que Chávez continuara dirigiendo los destinos de la Patria nueva.


Con esas elecciones concluía el proceso que permitió el nacimiento de un nuevo marco constitucional que tuvo como primer paso la aprobación del referendo constituyente, el 25 de abril de 1999; la elección de los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente, el 25 de julio de ese año; y la aprobación de la nueva Carta Magna, el 15 de diciembre siguiente.



Ese agosto del 2000, a año y medio de haber asumido por vez primera la presidencia de la República, Chávez nos llamó a todas y todos los patriotas a construir y defender una sociedad de incluidos y no de excluidos, una educación de las mejores de América, una economía próspera, desarrollada, diversificada, independiente del estigma petrolero; una sociedad pujante, civilizada, una Venezuela Bolivariana.



Entonces, como ahora, el símil con los marineros enfrentando la tempestad, encarando la tormenta, sigue vigente. Nuevos desafíos tenemos por delante. Las batallas por la Venezuela buena, próspera, a la que Chávez consagró su vida, son aún más fuertes. En esta Época Bicentenaria, seguimos luchando, ahora contra una guerra no convencional que no hace más que probar nuestros niveles de resistencia patriota.



Los enemigos de hoy buscan estrangularnos y golpearnos por todos lados, sin embargo, nosotros continuamos encarando las tormentas y mostrando que la Revolución Bolivariana, esa que nos legó Bolívar, perdura y perdurará.



En esta etapa, nuestros campos de batalla se concentran en enfrentar los planes desestabilizadores en contra del país y del gobierno del Presidente Nicolás Maduro, y que se evidencian sobre todo en las acciones desde la Asamblea Nacional y desde otros sectores de derecha, quienes se apoyan en alianzas extranjeras con fines políticos y económicos. Planes que, por supuesto, están acompañados de los ingredientes del boicot, sabotajes, focos de violencia y además, de una vocería soberbia que arropa las ansias de los medios de comunicación, locales, nacionales e internacionales, cómplices de esos mismos planes y que obvian con descaro cualquier principio ético del ejercicio periodístico para publicar cuantas sandeces pueden ocurrírseles a los lacayos criollos.



En esta perspectiva del tiempo histórico y su desafío, sigamos trabajando y luchando juntos, al calor del alma popular, con el combustible inigualable del amor al pueblo, del amor del pueblo, construyendo la nueva hegemonía popular, capaz de enfrentar todas las tareas y dificultades que se atraviesen en el camino. Seguiremos adelante construyendo la Patria nueva, la Patria socialista, que es la verdadera garantía de libertad, de soberanía, de independencia, de paz, de felicidad. ¡Adelante compatriotas, sigamos navegando hasta lograr llegar a punto de no retorno de la Venezuela Bolivariana y Socialista que Chávez nos legó¡ Fuerza Pueblo, encaremos la tormenta¡¡ Venceremos¡¡


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