Cuatro escenarios para empezar septiembre
- Clodovaldo Hernández
- 29 ago 2016
- 4 Min. de lectura
Escenario 1: El principio (de algo)

La manifestación anunciada con más antelación en la historia de Venezuela puede ser el comienzo de algo… ¿De qué? Solo Dios sabe, pero tal vez sea de una nueva etapa en la acción política opositora, una especie de retorno a las calles, de las que ha estado ausente la militancia antichavista, salvo a la hora de votar.
Luego de las locuras de 2014, prácticamente no ha habido manifestaciones o protestas significativas. Las guarimbas dejaron profundas cicatrices, pues significaron la muerte de 43 personas, lesiones para centenares, detenciones y encauzamiento judicial de otros tantos y sufrimiento para decenas de miles en las urbanizaciones de clase media. Tal vez por eso, al ala pirómana de la oposición le ha resultado imposible montar de nuevo la orgía de violencia, pese a que ganas no le han faltado, como tampoco financiamiento, aliados criminales ni alcahuetería de los medios internacionales, los gobiernos metiches, las ONG de derechos humanos y los burócratas tipo Almagro.
Si la dirigencia de la MUD lograra conjurar los demonios internos y sintonizarse con los sectores más razonables de la contrarrevolución, tal vez podría montar un movimiento con fuerte presencia en la calle, similar a los que encabezó la derecha en 2001 (que eventualmente desembocó en golpe de Estado) y en 2007 (alrededor del caso RCTV y contra el referendo de la reforma constitucional). Es con este escenario que sueñan los que creen que un cambio de gobierno sobrevendrá por presión popular, al estilo de las primaveras árabes o las revoluciones de colores.
Escenario 2: Más (de lo mismo)
Es posible que el 1 de septiembre no sea sino una marcha (o intento de marcha) más, como tantas que han tratado de hacer a lo largo de los últimos años. Hay que recordar que cuando asumió su cargo como secretario ejecutivo de la MUD, Jesús “Chuo” Torrealba, prometió una catajarra de marchas, cacerolazos y otras protestas, que supuestamente terminarían con el gobierno de Nicolás Maduro en cuestión de meses. Como aval, Torrealba presentaba su condición de dirigente cerrícola, supuestamente comprobada con… ¡un programa que tenía en la vieja Globovisión! El balance es tan nulo como para que el hombre se arrancara la cabellera, si la tuviera; o para que quedara con la vergüenza maltrecha, si la tuviera. No ha sido capaz de hacer ninguna marcha que valga la pena reseñar. Los mítines en Caracas comenzaron en la plaza Brión, pasaron a la calle Elice y han terminado realizándose bajo techo, en un galpón ubicado al lado del Parque Miranda.
En el caso del 1S, las informaciones que han circulado hacen pensar que habrá mucha más gente. Primero, porque se trata de una manifestación con gente acarreada desde toda Venezuela. Segundo, porque casi todos los empresarios y terratenientes de cada una de las regiones han sido fuertemente martillados y bajados de la mula para pagar gastos de traslado de gran cantidad de personas hacia la capital. Y tercero, porque con casi un mes de preparativos y bravuconadas, es de esperarse que las huestes se inclinen a participar.
Sin embargo, si la tal toma no le hace honor a su castrense nombre, si es un poco más de lo mismo, la dirigencia de la Mesa va a quedar de cama.
Escenario 3: El fin (de la paz)

Se sabe que la acción planificada, supuestamente, para presionar al CNE a realizar el referendo presidencial este mismo año, tiene una faceta oculta que incluiría violencia, provocaciones a las autoridades, actos de sabotaje, crímenes selectivos a cargo de paracos infiltrados y paremos de contar ruindades. Si eso ocurre, el episodio podría terminar convertido en un 11 de abril o en un 27 de febrero, vaya usted a saber.
Esto significaría el fin de un ciclo, sea porque se desaten definitivamente todos los demonios y vayamos colectivamente a un conflicto en escalada, o sea porque el presidente Maduro cumpla su palabra de dejar en pañales al turco Erdogan.
Como quiera que se le vea, este es el escenario menos conveniente, pues bien se sabe que toda la tramoya antes descrita tiene un correlato internacional y los factores de poder más importantes del capitalismo planetario solo están a la espera de una señal para aplicarle a Venezuela la misma receta que se ha aplicado antes en numerosos países.
Escenario 4: Todo (lo contrario)

También puede que no pase ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, como dicen que dijo una vez el locuaz Carlos Andrés Pérez. Ciertamente, podría ocurrir que ese día haya unas cuantas escaramuzas, unas bombas lacrimógenas, unas guarimbas, y que luego todo vuelva a la normalidad de las colas quejumbrosas y los enfrentamientos aguerridos, pero en las digitales trincheras de Twitter.
Esto podría desenvolverse de esta forma inocua si la dirigencia opositora logra dar una demostración de fuerza política y capacidad de movilización de masas lo suficientemente significativa como para masajearles sus portentosos egos, aunque no tanto como para animarlos a buscar un atajo.
En ese caso, lo más seguro es que se dedicarán a felicitarse mutuamente y a darse ánimos para las jornadas de recolección del 20% de las firmas, que se realizarán cuando el CNE decida, a pesar de las sonoras pataletas de algunos. Y, puede usted apostarlo, si las cosas ocurren de esta manera, ya saldrá “el Chuo” a anunciar una nueva toma que será “la mamá de todas las tomas”.
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