La OEA agarra de nuevo el testigo contra Venezuela
- Charles Giuseppi
- 29 ago 2016
- 4 Min. de lectura
La única autoridad que decide sobre el RR en Venezuela es el CNE

La arremetida de Almagro no se hizo esperar, ha vuelto, y tal como otros opositores, pide, exige y presiona nuevamente para que se realice el referendo.
Hace apenas algunas semanas se había dado por terminada, al menos temporalmente, la tensa situación que presionaba de manera insistente y asfixiante en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA) a uno de sus miembros, Venezuela. De la mano de su secretario general, el señor Luis Almagro, se llevó a cabo, y como nunca antes, una verdadera arremetida político diplomática contra nuestro país, con el único e inconfundible objetivo de derrocar el gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro Moros, y en un sentido más amplio, empezar el desmontaje del proyecto socialista bolivariano emprendido por el Comandante Chávez. Los que creíamos que al término de numerosas contiendas libradas por nuestra canciller Delcy Rodríguez, las aguas habían vuelto a su curso en la OEA, debemos reconocer que nos equivocamos. La arremetida de Almagro no se hizo esperar, ha vuelto, y tal como otros opositores, pide, exige y presiona nuevamente para que se realice el Referendo Revocatorio del mandato popular del presidente Maduro.
Expliquemos un poco de qué se trata el asunto, ese nuevo giro hacia la OEA puede traducirse como una eventual derrota de la derecha hemisférica en el seno del Mercosur, espacio en el que más allá de la guerra declarada por la “triple alianza” contra Venezuela, nuestro país asumió la presidencia pro temporé del bloque y con firmeza y determinación se dispuso a ejercerla plenamente. Por otra parte, pero en la misma sintonía, la OEA sirve de contra peso institucional hemisférico a los oscuros intereses levantados contra la democracia venezolana. Como si se tratara de una “tenaza” geopolítica hacia nuestro pueblo, atacan por todos los flancos. Primero fue la embestida en el seno de la OEA hace algunas semanas, luego la dura situación para asumir la presidencia de Mercosur, vencidos y vencedores ahora replegados, la derecha carga nuevamente contra nuestro país pero ahora le toca el testigo a la taciturna y opaca figura de Luis Almagro.
El escenario es bastante claro, “hay que derrocar al bolivarianismo a como dé lugar”, sino es posible llevarlo a cabo mediante un proceso interno vía la destrucción de su economía, la inducción de un muy duro proceso inflacionario, entonces se recurre incasablemente a los mecanismos de concertación regionales como la OEA, el Mercosur y en último caso, a declaraciones directas del departamento de Estado de Estados Unidos. Sea por la profundidad de las ideas de Chávez sabiamente trasmitidas a su pueblo, sea por nuestra tenacidad y nuestra entereza como país libre e independiente, lo cierto es que hasta el momento no han podido derrocar el proyecto bolivariano, no obstante los muchos reveses políticos e incluso electorales que hemos tenido estos últimos años.
"Es ampliamente conocida la interminable lista de intervenciones militares y económicas y contra los pueblos soberanos"
Luis Almagro, abogado y diplomático de larga data aunque de muy dudosa reputación, sabe mejor que nadie que exigir la salida de un presidente democráticamente electo constituye un llamado a la desestabilización de un país, constituye una franca violación a las normas del derecho internacional y una extralimitación abusiva de sus funciones como secretario general de un organismo multilateral de alcance regional como la OEA. Por tales razones, no podemos dudar ni un segundo que Venezuela se encuentra frente a un inminente asedio internacional en el seno de los organismos tanto políticos como de integración comercial con el único fin de cambiar el signo de su gobierno, frenar todos los logros y avances sociales, civiles y políticos que democráticamente ha venido alcanzando el pueblo venezolano estos últimos 18 años.
Mucho tiempo ha pasado, las grandes corporaciones transnacionales han perdido mucho dinero por el carácter popular de la Revolución Bolivariana, los amos del poder local han tenido que ceder frente a la avalancha popular y el departamento de Estado gringo sangra por la herida de un discurso revolucionario, reivindicativo de la indentitario latinoamericano, bolivariano y en el caso más extremo, socialista. En el fondo del debate, no está la realización del Referendo Revocatorio solicitado por Luis Almagro, ni tan siquiera la invocación de la Carta Democrática de la OEA para “proteger” y “salvaguardar” los intereses del pueblo venezolano. En el fondo del abismo, está la necesidad de tumbar, derrocar y terminar de matar literalmente toda suerte de efervescencia popular en nuestra América Latina. Es ampliamente conocida la interminable lista de intervenciones militares, económicas y toda suerte contra todos los pueblos que hemos decidido otra vía alternativa al capitalismo globalizante, globalizado, depredador y depredado.
Como si de una carrera se tratara, al término de la ensayada pero fracasada jugada geopolítica por aislar a Venezuela en el seno del Mercosur, los “cancilleres” le entregan el testigo a Almagro, quien ahora amenaza con imponer sanciones más duras a Venezuela, que incluirían la aplicación de todos los “mecanismos y cláusulas democráticas que existen en el continente” de no llevarse a cabo el RR. Nada puede parecer más altanero y desafiante que esa potencial amenaza, sin embargo y en beneficio de la salud mental de Almagro, se le recuerda, la única autoridad que decide sobre el RR en Venezuela es el Consejo Nacional Electoral, el único gobierno legítimo que reconocemos es el del presidente Nicolás Maduro, y el único depositario de la Soberanía Nacional, que no se discute sino solo se defiende, es el pueblo de Venezuela.
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