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Un proceso Eurochavista para una Alianza Alternativa Socialista


El euro ha sido una decisión destinada a facilitar la continuidad del mercado único europeo en el contexto de la competencia global impuesta por el poder institucional de los Estados Unidos. Las políticas de ajuste son la receta del capital financiero para cargar todo el costo de la crisis sobre los deudores, en beneficio de los acreedores del poder transnacional.



Los países de la periferia europea (Portugal, Italia, Grecia, España, PIGS) necesitan de un sistema monetario y financiero alternativo al euro y a la globalización neoliberal. Pero no se puede concebir un sistema de este tipo en el ámbito del mercado único neoliberal tal como ha sido construido en los tratados europeos. Las reglas de funcionamiento de este mercado impiden una solución que aporte estabilidad al proceso de acumulación, al menos, en el sentido que se entiende por “estabilidad” bajo el sistema capitalista, o sea, un período relativamente largo de crecimiento al cual sobrevienen ciclos sucesivos de expansión y de contracción económica. Pero en todos los casos los trabajadores, cuyo poder ha disminuido desde el período de las grandes luchas de los años 70, son aquellos que pagan los costos de la crisis, en su doble condición de productores de valor y consumidores de servicios públicos.



Los keynesianos de izquierda, muchos de nuestros izquierdistas institucionales europeos o mejor eurocéntricos, quieren hacer sobrevivir a un cadáver, y se olvidan que no hay capitalismo "bueno" y que la crisis del capital es “sistémica”.



Los principios inspiradores de nuestro Eurochavismo, que es una práctica política e impostación teórica en Italia de parte del Centro de Estudio de la USB-Unión Sindical de Base (Cestes) y de varios movimientos sociales, se pone en la construcción de procesos por un diverso paradigma político-económico de carácter socio–ambiental que se liga indisolublemente a un nuevo modelo de progreso social. Para realizar estos procesos se necesita partir de las líneas de un programa mínimo de contratendencia que resguarde ciertamente la prevención y mejora de la performance ambiental de las empresas, pero que ponga en el centro del debate, no el crecimiento económico-productivo, sino en el crecimiento del valor social de la vida colectiva.



Por todo esto la alternativa monetaria y financiera debe insertarse en una propuesta de integración económica y social del todo diferente de aquella perseguida por la Unión Económica y Monetaria y del mercado único, y ser propuesta de transición postcapitalista realizando un proceso Eurochavista para una alianza alternativa del sistema de carácter socialista, como está realizando la Venezuela revolucionaria del presidente Maduro, la Cuba socialista y toda la alianza del ALBA.



Solo de esta manera los procesos de autodeterminación de los pueblos, también en Europa, pueden asumir una caracterización con la autonomía de clase del mundo del trabajo que asume el verdadero sentido de independencia de los diversos modelos de desarrollo impuestos por las varias formas de capitalismo, pero sobre todo de la misma y por siempre modelo de explotación del modo de producción capitalista.



En cada caso, cualquier propuesta viable, deberá “¡hacer las cuentas!” para construir una alternativa no capitalista, y posteriormente en la interrelación entre la clase trabajadora y la tecnología.



Estos son principios Eurochavistas porque así hacen referencia a un proyecto planificado central fiscal que sepa direccionar los recursos e inversiones en tecnología de alta compatibilidad ambiental y social hacia una dimensión socio-ecológica del desarrollo y sostenibilidad cualitativa.

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