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En América Latina se libra una nueva Gran Guerra Patria

  • Modaira Rubio
  • 9 may 2016
  • 4 Min. de lectura

El mundo tal como lo conocemos está en vísperas de desaparecer

El socialismo libró al mundo de Hitler. FOTO archivo

71 años de la derrota del nazismo en el mundo

El 9 de mayo de 1945, la Humanidad celebró el fin oficial del conflicto bélico más destructivo de la historia: la Segunda Guerra Mundial. Ese día, el general alemán Wilhelm Keitel firmó ante el mariscal soviético Georgi Zhúkov, el Acta de capitulación incondicional y total de la Alemania nazi.



El papel de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de sus fuerzas armadas es incuestionable en el logro de ese objetivo, aunque la historiografía burguesa por razones ideológicas se empeña en ocultarlo. El socialismo libró al mundo de Hitler y del nazismo, surgidos al calor del gran capital europeo.



Se cumplen 71 años de esta gesta heroica y la Humanidad enfrenta de nuevo, el resurgimiento del nazifascismo como única alternativa del imperialismo para mantener su hegemonía. La desestructuración del Estado nación y el aniquilamiento de la democracia es la actual fórmula del para lograr sus objetivos.



En América Latina hoy, no solo se encuentra en juego la soberanía y el derecho de los pueblos a su libre determinación, sino el reordenamiento político y económico del sistema de Naciones Unidas. El mundo tal como lo conocemos está en vísperas de desaparecer.



Si el frente de gobiernos progresistas y de izquierda que se ha consolidado en nuestra región, resultase fragmentado y se produce un revés histórico que conduzca otra vez a nuestros pueblos al vasallaje neocolonial y a ser el “patio trasero” de EE.UU, no hay duda que se impondría la dictadura fascista del imperialismo, como bien lo señala Juan Francisco Torres, Secretario Ideológico Partido Comunista de Ecuador.



La posibilidad cierta de construir una alternativa viable frente al capitalismo en decadencia, impulsada por Hugo Chávez en el siglo XXI, sería borrada de la Tierra. Como en el pasado, nos encontramos en medio de la confrontación entre el neoliberalismo y la autodeterminación de los pueblos.

 

“En América Latina hoy, no solo se encuentra en juego la soberanía y el derecho de los pueblos a su libre determinación, sino el reordenamiento político y económico del sistema de Naciones Unidas”

 

La retoma de América Latina supondría para EE.UU, obtener las riquezas y recursos necesarios, así como una privilegiada base de operaciones geoestratégicas, para consolidar su hegemonía. Por ese motivo, la arremetida imperial es feroz.



Existe una poderosa campaña para exterminar los procesos de liberación nacional emprendidos, potenciando los efectos de la crisis mundial del capitalismo sobre nuestras economías e intensificando las acciones de una descomunal maquinaria de propaganda destinada a desmoralizar a la población y a banalizar la lucha política.



La población en Venezuela, en Brasil, en Argentina, donde se está sintiendo con mayor fuerza la escalada neoliberal que ha colocado en vilo nuestras democracias, hoy se encuentra literalmente en resistencia. Le corresponde al movimiento revolucionario el análisis de los nuevos contextos para colocarse a la vanguardia de esa resistencia y pasar al contraataque.



Lo que selló la victoria del Ejército Rojo frente al hasta entonces “invencible” poderío militar nazi, fue la imbricación de las fuerzas de combate con el poder popular organizado, de este modo surgió el concepto de Gran Guerra Patria; cada patriota, cada ciudadano, hombre, mujer, estaba convencido de un único fin: triunfar sobre el fascismo y defender su libertad.



Se puede afirmar como ha indicado el sociólogo estadounidense James Petras en sus recientes intervenciones, que estamos en una fase “premilitar” de la ofensiva fascista, en la que el imperialismo y la derecha aliada está usando los mismos instrumentos del Estado burgués en decadencia para socavar la democracia y revertir las conquistas sociales.

Desabastecimiento es parte del plan. FOTO archivo



Pero la respuesta que está obteniendo, no ha resultado del todo satisfactoria para los intereses de la burguesía; la inestabilidad política y la espiral inflacionaria especialmente en Venezuela y en Argentina, no es caldo de cultivo para que “florezcan” los grandes capitales. Por el contrario, son escenarios que apuntan hacia el surgimiento de nuevas formas de organización y de lucha de los sectores populares.



No es descartable la activación real del componente bélico. La línea militar de EE.UU se ha cumplido paso a paso, aunque no con el grado de éxito esperado, tal y como está señalado en el Libro Blanco de Movilidad Aérea y Estrategia Global de Bases de Apoyo del Pentágono, que el Comandante Chávez denunció en su momento. No es descabellado pensar entonces, en una nueva Gran Guerra Patria que se libre en territorio latinoamericano.



Pero mientras que suceden estas etapas, el principal combate que debemos realizar se encuentra en el campo del pensamiento. Reconducir nuestros procesos de liberación nacional para amalgamar una base social superando la motivación asistencialista, nos dará claves para la repolitización de las masas enfilada a una victoria definitiva sobre el fascismo.



Como indica Torres en su análisis ya citado “la victoria del Ejército Rojo se generó no exclusivamente por el manejo del arte militar, sino por el alto grado de conciencia revolucionaria del pueblo y del ejército”.

 
 
 

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